Page 213 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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202       Parte  II. — Doctrina espiritual de Abenarabi
          La teología dogmática del islam admite, como la cristiana, la exis-
        tencia de carismas, al lado de los milagros propiamente dichos. Todo
        fenómeno preternatural o sobrenatural,  es  decir, que interrumpe  el
        curso habitual de las leyes físicas, tiene que ser producido, consiguien-
        temente, por sólo Dios, que es el autor de dichas leyes; pero se mani-
        fiesta al exterior por ministerio de un hombre a quien Dios elige como
        instrumento. Si este hombre es un profeta,  el cual exhibe dicho fenó-
        meno sobrenatural a guisa de prueba de la veracidad de su divina mi-
        sión, entonces ese fenómeno se llama milagro (mochiza); pero  si  el
        hombre, por cuyo ministerio se realiza, no lo aduce como testimonio
        de su misión profética, denomínase carisma (carama) (1). Este nom-
        bre técnico árabe tiene muy estrecha relación semántica con el greco-
        latino charisma  ( yápio¡j.a ) que San Pablo (I ad Cor., xn, 9)  intro-
        dujo para designar los dones, gracias o favores extraordinarios y so-
        brenaturales con que Dios honra a las almas escogidas. La voz ará-
        biga carama    es, en efecto, etimológicamente sinónima de
                 ( U\JÍ )
        don, gracia o favor otorgado para honrar y distinguir a una persona;
       y en el tecnicismo de los teólogos y místicos musulmanes, se aplica con
        la reserva sobreentendida de que el favor es un fenómeno extraordina-
        rio y prodigioso, una maravilla, concedida por Dios a las almas elegi-
        das, para premiar ya sus virtudes aun en este mundo.
          Es Abenarabi quizá  el más sistemático y sutil tratadista del pro-
        blema místico de los carismas. Prescindiendo, como hasta aquí, de su
        Fotuhat, encontraremos en sus opúsculos, singularmente en el Mawa-
       qui, Amr y Anwar, copiosa documentación teológica y psicológica, útil
       a este respecto (2). Pasemos a resumirla metódicamente.
          Supuesto ya el concepto de carisma, tradicional en el islam, Abena-
       rabi distingue en él dos géneros cardinales: carismas exteriores e inte-
       riores. Son exteriores o materiales los que pueden fácilmente ser adver-
       tidos o comprobados por los demás, por consistir en fenómenos físicos
       u objetivos, que se dan fuera del sujeto, y cuya existencia cabe sea ates-
         (1)  Cfr. Algazel, El justo medio en la creencia (trad. Asín), pág. 300-301.
         (2)  Cfr. Mawaqui, 60, 63, 65, 67, 75, 81, 98,  104,  123,  130,  133,  144,  145,
       154, 158-160, 164, 176 y passim; Amr, 96, 114-116; Anwar,  14, 28.
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