Page 217 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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206       Parte  II. — Doctrina espiritual de Abenarabi

          Articulando ahora entre sí ambas teorías explicativas, la naturalista
        y la mística, es evidente que Dios es en ambas la causa única del caris-
        ma: El lo otorga a quien bien le place, usando Ubérrimamente de su
        absoluta omnipotencia; pero, a la vez, ha querido inspirarse, para el
        otorgamiento de esos dones, en cierto criterio de armonía, preestable-
        cida por su providencia, entre cada carisma y la virtud que con él ha
        de ser recompensada y honrada: los carismas de visión, por ejemplo,
        son el premio congruente de las virtudes que tienen por órgano el sen-
        tido de la vista; los de audición, deambulación, etc., sirven de recom-
        pensa adecuada a las virtudes de los demás miembros corpóreos. De
        aquí que normalmente Dios no otorgue sus carismas, sino previas las
        virtudes del sujeto que los recibe; pero su omnímoda libertad no que-
        da jamás constreñida por ese criterio de armonía; antes bien, Dios
        puede, si así le place, conceder sus dones a sujetos que total o parcial-
        mente son de ellos indignos, por deficiencia de preparación ascética.
        En tal caso, el carisma deja ya de ser favor, para convertirse en prue-
        ba: con él, en efecto, Dios intenta probar, tentar, someter a experien-
        cia al alma imperfecta, a fin de ver si recibe el carisma, que no mere-
        ce, con la ilusión de que lo merece, o si, por el contrario, convencida de
        su imperf ección, se estima indigna del carisma y rehace su preparación
       ascética, practicando escrupulosamente la virtud correspondiente a la
        morada o grado de perfección que falsamente creía ocupar.
          Una minuciosa clasificación de los carismas fluye espontánea de
        este criterio de armonía en que se inspira Dios para otorgarlos. El
       principio básico de la clasificación se toma de los miembros corpóreos
       que son los órganos o instrumentos de las respectivas virtudes. Bajo
       ocho rúbricas, pues, ordena Abenarabi su catálogo. En cada una de
       ellas entran, como veremos, carismas exteriores e interiores.
             Carismas de visión, premio de las virtudes que tienen la vista
          1."
       como instrumento. A este grupo pertenecen todos los fenómenos pre-
       ternaturales de visión física y espiritual. Tales son los siguientes: ver
       a larga distancia o a través de un medio opaco; ver las realidades del
       mundo espiritual, así celeste, como terrestre, es decir, los ángeles y
       los santos; ver el pensamiento ajeno, ya en el interior del corazón del
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