Page 218 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Clasificación de los carismas 207
prójimo, ya grabado sobre su vestido o en uno cualquiera de sus miem-
bros, ya en el corazón del mismo sujeto del carisma; ver en los rasgos
íisonómicos del prójimo, en los movimientos, actitudes
y gestos, su
estado de conciencia presente y su futura suerte espiritual; ver a Dios,
bajo los múltiples velos que ocultan su esencia, y hasta vislumbrar
ésta, aunque por modo negativo de toda semejanza.
2. " Carismas de audición, premio de la mortificación del oído,
por la fuga de las ocasiones de pecar con él y por la práctica de los
ejercicios devotos que tienen el oído por instrumento. A este grupo
pertenece el carisma de las palabras interiores con que la voz de Dios
asegura al alma de que está en el camino de su salvación. Otros ca-
rismas de este grupo son: la audición física, pero milagrosa, del len-
guaje de los seres inanimados, audición que a veces es ilusión imagi-
nativa, sobre todo cuando consiste en palabras formadas y no en sim-
ples ideas sin palabras; otras veces consiste en oír palabras, sin saber
cuyas son; otras veces, en fin, el místico llega a oír la voz de la pala-
bra eterna de Dios mismo.
3. ° Carismas de elocución, premio de las virtudes de la lengua.
A este grupo pertenecen el carisma de conversar directamente con los
ángeles, el de vaticinar los sucesos futuros y el de curar los enfermos
y resucitar los muertos, a imitación de Jesús, con la simple virtud de
la palabra.
4. ° Carismas de manipulación, premio de las virtudes practicadas
con la mano: convertir en oro o plata un puñado de aire; contemplar
en el éxtasis la mano de Dios escribiendo en la lámina del destino los
seres presentes y futuros, o descorriendo los velos que lo ocultan para
que el alma vea las cosas todas en Dios como en un espejo. Estos úl-
timos carismas son fruto de la virtud del desasimiento de todo lo que
no es Dios.
5. ° Carismas de la mortificación de la gula: saciar a muchos con
pocos manjares, prodigiosamente multiplicados; convertir un solo man-
jar en platos de diferentes clases; ser alimentado milagrosamente por
ángeles que visiblemente se presentan o apareciendo los manjares sin
saber cómo ni por dónde; conocer que es ilícito un manjar, por medio