Page 229 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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218       Parte  II. — Doctrina espiritual de Abcnarabi
        les y divinos. La naturaleza psicológica de este fenómeno representa-
        tivo es del orden ideal:  el alma, en la revelación mística, conoce tan
        sólo las ideas representativas de las realidades divinas, pero no sus
        esencias objetivas, como ocurre en la contemplación. De aquí que sea
        la revelación más perfecta que la contemplación, cuando tiene por ob-
        jeto, como aquí ocurre, a Dios y a las cosas divinas, que, por su natu-
        raleza, son objetiva y esencialmente incognoscibles. La revelación, en
        cambio, pone al alcance del alma esas realidades divinas en la única
        medida posible, es decir, a través y por el ministerio representativo de
        las ideas que las expresan y significan. Un ejemplo, tomado de la psi-
        cología natural, sirve a Abenarabi para mejor precisar esta diferencia
        entre contemplación y revelación: el acto de ver un móvil moviéndose
         es contemplarle; esta mera intuición tiene por término objetivo una
        sola cosa concreta:  el móvil que se mueve; pero tras esa intuición,  el
         discurso racional infiere que debe existir un motor; esta inferencia in-
         ductiva tiene ya por término objetivo dos cosas:  el móvil y el motor:
         aquél, intuido en su realidad presente; éste, inferido o adivinado en su
         idea, tras  el velo de aquél; esa inferencia  es, pues, una revelación.
         Aplicado o transportado el ejemplo a la psicología mística, es eviden-
         te que la contemplación de Dios y de las cosas divinas sería superior
         a la revelación (en cuanto que es intuición de lo concreto, objetivo y
         real),  si Dios y las cosas divinas permitiesen por su naturaleza ser
         así aprehendidas; pero como su naturaleza no lo permite, resulta más
         perfecta la revelación, pues ella eleva al alma al único conocimiento de
         que Dios es susceptible en esta vida, es a saber, a través de los velos
         de las ideas que lo representan (1).
           Cinco son los grados de la revelación:  1.°, especulativa o del en-
         tendimiento, que descubre las ideas de los inteligibles y posibles con-
         tingentes;  2.°, contemplativa o  del corazón, que descubre las luces
         propias de la contemplación; 3.°, inspirada o del íntimo del alma, que
         descubre los misterios de la providencia en la creación; 4.°, espiritual
         o del espíritu, que descubre la vida ultraterrena, los sucesos pasados

           (1)  Fotuhat,  II, 651-655.
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