Page 225 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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214 Parte 11. — Doctrina espiritual de Abenarab i —
en que la perfección consiste..., han sido vencidos en castigo de su
negligencia y han decaído de la gracia que poseían."
El principio fundamental estaba asentado, pues, en lo tocante a la
doctrina cristiana sobre los carismas. Faltaba, sin embargo, su des-
arrollo pleno y sistemático, que sólo en el siglo xvi logra la teología
mística del occidente, en las obras de Santa Teresa y de San Juan de
la Cruz. Este último, singularmente, es quien, como hemos dicho, erige
en axioma la necesidad absoluta de rechazar, como prueba e ilusión,
todo carisma o favor divino, porque aunque puede ser de Dios, no es
Dios (1). Pero la historia de la espiritualidad debe también consignar,
como peregrino paralelismo, esta coincidencia notable: aquel mismo
principio teológico, asentado por los padres del monacato cristiano
oriental, dió de sí en el islámico una teoría similar de los carismas, que
Abenarabi redujo a la siguiente escueta fórmula: "No busques de Dios
otra cosa que El, ni tu aspiración tienda a otro objeto que a EL Aun-
que se te ofreciera todo lo que en el mundo existe, no te detengas. Tó-
malo por cortesía, pero persevera en tu búsqueda. Dios, en efecto,
te probará de ese modo, y si te detienes, Dios se te escapará; en cam-
bio, cuando tengas a Dios, nada te faltará." (2). Ni termina aquí la
peregrina coincidencia de actitud ante los carismas, adoptada por
Abenarabi y San Juan de la Cruz, pues si para ambos son éstos, más
que favores, pruebas, también las adversidades son para ambos igual-
mente, más que tribulaciones espirituales, signo inequívoco de que el
alma anda por el camino de la perfección. Compárense, a guisa de
ejemplos entre otros muchos, las dos siguientes sentencias de uno y
otro: "No sólo los bienes temporales y gustos y deleites corporales
dice San Juan de la Cruz—impiden y contradicen el camino de Dios;
mas también los consuelos y deleites espirituales, si se tienen o buscan
con propiedad, estorban el camino de las virtudes." (3). Y Abenarabi
(1) Cfr. Avisos (op. cit, pág. 255, nüm. 240): "Muy insipiente sería el
que, faltándole la suavidad y deleite espiritual, pensase que por eso le faltaba
Dios; y cuando la tuviese se deleitase, pensando que por eso tenía a Dios."
(2) Anwar, 17.
(3) Cfr. Avisos, op. cit., pág. 260, núm. 364.