Page 241 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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230 Parte II. — Doctrina espiritual de Abcnarabi
ataque patológico, sino que su estado es idéntico, estando extasiados,
que en la vida normal; sin embargo, observándolos atentamente se
advierte que algo les pasa en su interior, como si estuviesen escuchan-
do a alguien que les hablara. Los fenómenos patológicos que afectan
a los místicos de los dos primeros grados pueden ser transitorios o
duraderos a través de un espacio mayor o menor de tiempo y a veces
hasta la muerte. Son los que Abenarabi llama respectivamente "locos"
y "locos inteligentes". De éstos, los primeros, privados de autonomía
hasta para la satisfacción de sus necesidades fisiológicas, resisten años
enteros sin comer ni beber; los segundos, en cambio, privados tan sólo
del entendimiento, conservan la vida vegetativa que funciona automá-
ticamente, durante el trance extático, y vuelven a la normalidad, al
cesar éste.
La salida del éxtasis puede acaecer por libérrima decisión de la vo-
luntad y por fuerza o necesidad violenta (1). En todo caso, no está
la perfección suma de la vida mística, ni en el éxtasis mismo, ni en los
fenómenos emocionales que le preceden o acompañan, ni menos toda-
vía en los anormales y patológicos que le siguen. La inconsciencia ab-
soluta es tan inútil, como el sueño profundo: el hombre que nada siente
ni conoce, ningún provecho saca para sí ni para los demás. Por eso,
en igualdad de circunstancias, si dos místicos han llegado al mismo
grado de perfección, sería más perfecto, en definitiva, el que saliese
que el que no saliera del éxtasis, pues éste último no podría, como el
otro, completar su perfección propia practicando nuevas y más altas
virtudes, ni cooperar con su ejemplo y predicación a la mejora de sus
prójimos (2).
Difícil es, ante una teoría doctrinal y una descripción literaria de
fenómenos tan ajenos a la psicología normal como lo es el éxtasis, in-
terpretar con lucidez objetiva su naturaleza y discernir lo que tenga
de específico, es decir, de propiamente místico, por irreductible a cua-
lesquiera otras especies de arrobamiento, más o menos natural.
(1) Fotuhat, I, 328.
(2) Anwar, 24-25.