Page 242 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Qué hay de cristiano y extracristiano en esta doctrina 231
Algunos de los caracteres típicos del éxtasis dialéctico, descrito por
Plotino, por el Areopagita y por San Agustín, reaparecen sin duda en la
doctrina expuesta de Abenarabi, para quien el éxtasis es también el pel-
daño último de la ascensión intelectual del alma que se eleva, por abs-
tracción de todo lo que no es Dios, hasta la intuición simplicísima del
Ser que es la pura Unidad. No se eche en olvido que el Dios de los mís-
ticos es para Abenarabi el Ser absoluto y exento de toda relación, modo,
nombre y atributo, a cuya intuición no cabe llegar más que por una
gradual eliminación de toda noticia distinta, es decir, de todo conoci-
miento sensitivo, imaginario y discursivo que tenga por contenido y
objeto las cosas creadas.
Ostenta también el éxtasis de Abenarabi ciertos rasgos caracte-
rísticos del que los psicólogos llaman teúrgico e histérico, producido
por sobreexcitación o por adormecimiento de algunos centros nerviosos,
gracias a una preparación material que implica determinados movi-
mientos o actitudes de los miembros. Aquellas rítmicas oscilaciones de
la cabeza y tronco que acompañaban a la recitación reiterada de las
jaculatorias en la oración de soledad, poniendo en ejercicio músculos
ordinariamente en reposo, debían provocar, en organismos privados
por la disciplina ascética de todo goce fisiológico, espasmos y adorme-
cimientos, fáciles de confundir con los pródromos que a veces son he-
raldos de! éxtasis auténtico. Dígase lo mismo de las emociones intensas,
exultaciones y paroxismos engendrados por el canto religioso. En todos
estos casos, tal técnica preparatoria, ajena por completo a las genui-
nas tradiciones de la mística cristiana, justifican la sospecha de con-
tagios extraislámicos, búdicos quizá, insinuada anteriormente al expli-
car aquellos ejercicios : el canto religioso y la oración de soledad.
Pero no todo son teurgias e histerismos en la doctrina de Abe-
narabi sobre el éxtasis. Al margen de esas extravagancias y anor-
malidades patológicas, mantiénese firme, al menos en principio, la
austera negación de todo lo qúe no es Dios para llegar a Dios, y a des-
pecho de sus transitorias condescendencias con tales métodos, el prin-
cipio cardinal de su doctrina mística, esencialmente cristiana, es decir,
la naturaleza gratuita e infusa de todos los estados y moradas, yér-