Page 52 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Vida de aislamiento         45
        rió. Aunque fué contemporáneo mío, no  lo traté personalmente; pero Abulha-
        sán  el Sevillano me  refirió los consejos ascéticos que Abdalá  el Mogauirí  le
        daba..."

          Pero muy pronto abandonó a todos los maestros para aislarse del
        mundo retirándose a los cementerios, donde pasaba los días enteros en
        comunicación íntima con las almas de los difuntos: sentado en el sue-
        lo, rodeado de tumbas, permanecía largas horas como extático, man-
        teniendo en voz baja conversaciones misteriosas con interlocutores in-
       visibles (1).

         "Yo me aparté  del mundo para vivir aislado en  los cementerios durante
        algún tiempo. Llegóme entonces la noticia de que mi maestro Yúsuf  b. Jálaf
       el Cumí decía que fulano (refiriéndose a mí) había abandonado el trato de los
       vivos para irse a tratar con los muertos. Yo entonces le envié un recado dicién-
       dole: "Si vinieses a verme, verías con quién trato." Hizo la oración de media
       mañana y se vino adonde yo estaba, pero solo, sin que nadie  le acompañase.
       Fué preguntando por mí, hasta que me encontró, en medio de las tumbas del
       cementerio, sentado, con  la cabeza baja y conversando con uno de los espí-
       ritus que se me habían presentado. Sentóse a mi vera, poquito a poco y con
       mucho respeto. Le miré y vi que su color se había demudado y que su alma
       sentía tales angustias, que ni siquiera podía levantar la cabeza, abrumado como
       estaba  por  la  postración. Yo,  entretanto, mirábale sonriéndome, pero  sin
       lograr hacerle sonreír, de lo muy triste que estaba. Así que hube yo acabado
       mi misteriosa plática, fué poco a poco disminuyendo la preocupación del maes-
       tro, hasta que  al  fin se tranquilizó  y, volviendo hacia mí su  rostro, besóme
       en la frente. Entonces le dije: "¿Quién es  el que trata con los muertos, yo o
       tú?" El me respondió: "¡No, por Alá! No eres tú; antes bien, yo soy el que
       trata con los muertos! ¡Por Alá, que  si  la escena se hubiese prolongado algo
       más, de seguro que me ahogo de emoción!" Marchóse después y me dejó  allí
       solo. Desde entonces decía a cada paso: "El que quiera aislarse del mundo,
       que se aisle como fulano!"

          Su  fe en  los fenómenos sobrenaturales de  la vida mística íbase
       así fortaleciendo, a medida que los experimentaba en  sí mismo y en
       los demás. El mismo año 586 (1190 de  J. C.) presencia un milagro

         (1)  Fotuhat,  III, 58-59.
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