Page 64 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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          Una visión extraordinaria con que Dios  le favoreció en Córdoba
       hízole conocer los nombres y la fisonomía de todos los cótobs o polos
       místicos, anteriores a Mahoma (1).
         "En cuanto a los cótobs o quicios perfectos de los pueblos todos de la hu-
       manidad (con excepción de este nuestro pueblo) que nos han precedido en  el
       tiempo,  son muchos. En lengua árabe fuéronme comunicados sus nombres,
       cuando los contemplé y los vi en la mansión de la fantasía, estando yo en  la
       ciudad de Córdoba."
          La fama de su ciencia esotérica iba extendiéndose así por los pue-
       blos próximos a Sevilla, merced a sus viajes, y muy pronto los maes-
       tros no se desdeñaron de visitarle para someter a su juicio cuestiones
       difíciles de sufismo. Un famoso doctor de Cabrafigo (aldea de Ron-
       da) que, aunque profesaba  el sufismo, pertenecía a la herética secta
       de los motáziles, hizo un viaje a Sevilla para conferenciar con Abena-
       rabi. Este, al advertir más tarde la heterodoxia de sus doctrinas dog-
       máticas, se propuso convertirlo a Dios. Para conseguirlo, abandonó a
       Sevilla y dirigiéndose a Cabrafigo comenzó a discutir con  él, día tras
       día, en su propia escuela y a presencia de sus muchos discípulos y
       secuaces. El éxito coronó sus esfuerzos, y, muy pronto, maestro y dis-
       cípulos abjuraban sus erróneas doctrinas (2).
         "Disputan  entre  si  los autores sufics de nuestra escuela acerca de  si  el
       hombre puede asimilarse por imitación  los caracteres esenciales  del nombre
       divino  el subsistente  [es decir,  el ser necesario, que existe por necesidad de
       su esencia, y del cual todos los demás seres necesitan y dependen]. El maes-
       tro de espíritu Abuabdalá  b. Chéber  el de Cabrafigo, uno de los grandes doc-
       tores de esta vía mística en Alandalus, como era motázil de escuela en teolo-
       gía dogmática, rehusaba admitir que dicho nombre divino pudiese ser imitado
       por  el hombre. Yo discutí con  él sobre este punto varias veces en su clase, a
       presencia de sus  discípulos, en Cabrafigo  (en Alandalus, de los  distritos de
       Ronda), hasta que se convirtió a mi  tesis de que la imitación de ese nombre
       divino debía ser admitida  lo mismo que  la de todos los otros nombres."
         "Disputan  (3)  entre  sí los sabios de nuestra escuela acerca de  si  la imi-
         (1)  Fotuhat,  I,  196.
         (2)  Fotuhat,  III,  58.
         (3)  Fotuhat,  IV, 228.
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