Page 371 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 371
señor Linton ignoraba que él y su sobrino se llevarían poco
tiempo el uno al otro en abandonar este mundo. En todo caso,
resolvió modificar su testamento, dejando la herencia de Cati
no en sus manos, sino en las de otros herederos, personas de
confianza, concediéndole sólo el usufructo y luego la plena
posesión a sus hijos, caso de que los tuviera. Así, los bienes de
Catalina no irían a Heathcliff aunque muriese su hijo.
De acuerdo con sus instrucciones, envié a un hombre en busca
del procurador, y a otros cuatro, estos armados, a buscar a la
señorita. El primero de ellos volvió anunciando que había tenido
que estar dos horas esperando al señor Green, y que éste
vendría al siguiente día, ya que tenía que hacer en el pueblo. En
cuanto a los otros, regresaron sin cumplir su misión, y dijeron
que Cati estaba tan enferma que no podía salir de su cuarto, y
que Heathcliff no había permitido que la vieran. Les reproché
como se merecían, y resolví no decir nada a mi amo, porque
estaba resuelta a presentarme en Cumbres Borrascosas en
cuanto amaneciera, llevando una tropa entera, si era menester,
para tomar al asalto las Cumbres si no me entregaban a la
cautiva. Me juré repetidas veces que su padre había de verla,
aunque aquel endemoniado villano encontrara la muerte en su
casa intentando impedirlo.
Afortunadamente, no hubo necesidad de emplear tales
recursos. A eso de las tres, bajaba yo a buscar un jarro de agua,
cuando, atravesando el vestíbulo, sentí un golpe en la puerta.
Me sobresalté.
371