Page 56 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 56
caballerías, después de lo cual se sentó en un haz de heno,
esperando le pasara el efecto del violento golpe sufrido, antes
de volver a entrar en la casa. No me fue difícil con—vencerle de
que atribuyese al caballo la culpa de sus contusiones. Había
conseguido lo que deseaba, y lo demás le importaba poco.
Viendo que casi nunca se lamentó de incidentes, como aquel,
yo no le creía vengativo; pero mi equivocación fue grande,
como va usted a comprobar.
56