Page 139 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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—Viajó en los aparejos de tu barco y te condujo hasta Helni a través del

               viento y la nieve. Salvó tu vida cuando rompió la gran espada del danés.
                    Turlogh  miró  al  tenebroso  Oscuro.  Parecía  que  podía  haber  una
               inteligencia  humana  o  sobrehumana  detrás  de  aquellos  extraños  ojos  de
               piedra.  ¿Fue  únicamente  el  azar  lo  que  provocó  que  la  espada  de  Tostig

               golpeara la imagen cuando lanzó un golpe mortal?
                    —¿Qué es esa cosa? —preguntó el gaélico.
                    —Es el único dios que nos queda —contestó el otro sombríamente—. Es
               la imagen de nuestro rey más importante, Bran Mak Morn, el que reunió las

               líneas  deshechas  de  las  tribus  pictas  en  una  sola  nación  poderosa,  el  que
               expulsó a los nórdicos y los britanos y destrozó las legiones de Roma hace
               siglos. Un brujo hizo esta estatua mientras el gran Morni aún vivía y reinaba,
               y cuando murió en la última gran batalla, su espíritu entró en ella. Es nuestro

               dios.
                    »Hace eras fuimos los amos. Antes de los daneses, antes de los gaélicos,
               antes de los britanos, antes de los romanos, reinamos en las islas occidentales.
               Nuestros  círculos  de  piedras  se  elevaban  hacia  el  sol.  Trabajábamos  el

               pedernal  y  las  pieles  y  éramos  felices.  Entonces  llegaron  los  celtas  y  nos
               empujaron al bosque. Se quedaron con las tierras del sur. Pero prosperamos
               en  el  norte  y  fuimos  fuertes.  Roma  derrotó  a  los  britanos  y  vino  contra
               nosotros. Pero entre nosotros se alzó Bran Mak Morn, de la sangre de Brule el

               Lancero, el amigo del Rey Kull de Valusia que reinó miles de años antes de
               que Atlantis se hundiera.
                    Bran se convirtió en rey de toda Caledonia. Rompió las filas de hierro de
               Roma y envió a las legiones acobardadas de regreso al sur, a refugiarse detrás

               de su Muralla.
                    »Bran Mak Morn cayó en la batalla; la nación se desmoronó. Las guerras
               civiles la agitaron. Los gaélicos llegaron y levantaron el reino de Dalriadia
               sobre  las  ruinas  de  los  Crutihni.  Cuando  el  escocés  Kenneth  MacAlpine

               derrotó  al  reino  de  Galloway,  los  últimos  restos  del  imperio  picto  se
               desvanecieron como la nieve sobre las montañas. Ahora vivimos como lobos
               entre las islas desperdigadas, entre los riscos de las tierras altas y las oscuras
               colinas de Galloway. Somos un pueblo en decadencia. Hemos pasado. Pero el

               Hombre Oscuro permanece… el Oscuro, el gran rey, Bran Mak Morn, cuyo
               fantasma vive para siempre en el retrato de piedra con su semblante.
                    Como en sueños, Turlogh vio a un anciano picto, que se parecía mucho a
               aquel en cuyos brazos muertos había encontrado al Hombre Oscuro, levantar

               la  imagen  de  la  mesa.  Los  brazos  del  viejo  eran  delgados  como  ramas




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