Page 144 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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Yucatán  había  dedicado  prácticamente  todo  mi  tiempo  a  mi  vocación  de

               coleccionismo  de  libros,  no  había  tropezado  con  nada  que  indicase  que  el
               volumen de la edición de Dusseldorf siguiera estando disponible.
                    Un  inciso  sobre  esta  obra  rara.  Su  extrema  ambigüedad  en  algunos
               aspectos, unida al increíble tema que trata, ha provocado que durante mucho

               tiempo sea considerada una simple colección de desvaríos de un maniaco, y el
               autor ha sido maldito con la marca de la locura. Pero el hecho es que gran
               parte de sus afirmaciones son incontestables, y que pasó los cuarenta y cinco
               años de su vida indagando en lugares extraños y descubriendo cosas secretas

               y abismales. No se imprimieron muchos ejemplares de la primera edición, y
               gran parte de ellos fueron quemados por sus asustados propietarios cuando
               encontraron  a  Von  Junzt  estrangulado  de  forma  misteriosa,  dentro  de  su
               habitación cerrada con llave, en una noche de 1840, seis meses después de

               que hubiera regresado de un misterioso viaje a Mongolia.
                    Cinco años después, un impresor de Londres, un tal Bridewall, hizo una
               edición pirata de la obra, y publicó una traducción barata que hacía hincapié
               en los aspectos sensacionalistas, llena de grabados grotescos, y sembrada de

               erratas,  traducciones  equivocadas  y  los  errores  habituales  de  una  edición
               pobre  y  no  académica.  Esto  sirvió  para  desacreditar  todavía  más  la  obra
               original, y los editores y el público se olvidaron del libro hasta 1909, cuando
               la Golden Goblin Press de Nueva York sacó una edición.

                    Su versión fue tan cuidadosamente expurgada que un cuarto del material
               original  se  quedó  fuera;  el  libro  estaba  espléndidamente  encuadernado  y
               decorado  con  las  exquisitas  y  extrañamente  imaginativas  ilustraciones  de
               Diego Vásquez. La edición estaba pensada para el consumo popular, pero las

               inclinaciones  artísticas  de  los  editores  traicionaron  esa  finalidad,  ya  que  el
               coste de la producción del libro fue tan alto que se vieron obligados a ponerlo
               a la venta a un precio prohibitivo.
                    Le  estaba  explicando  todo  esto  a  Tussmann  cuando  me  interrumpió

               bruscamente para decirme que no era un completo ignorante en semejantes
               materias. Uno de los libros de Golden Goblin adornaba su biblioteca, dijo, y
               fue  en  él  donde  encontró  cierta  frase  que  despertó  su  interés.  Si  pudiera
               proporcionarle  una  copia  de  la  edición  original  de  1839,  se  aseguraría  de

               compensarme; sabiendo, añadió, que sería inútil ofrecerme dinero, a cambio
               de mis molestias lo que haría sería presentar una retractación completa de sus
               antiguas  acusaciones  en  referencia  a  mis  investigaciones  en  el  Yucatán,  y
               ofrecer una disculpa en The Scientific News.







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