Page 146 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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indios de las proximidades niegan tener ninguna relación con el lugar; dicen
que la gente que construyó ese templo era de una raza diferente a la suya, y
que ya estaban allí cuando sus propios antepasados llegaron al país. Creo que
es una reliquia de una civilización desaparecida hace mucho, que empezó a
declinar miles de años antes de la llegada de los españoles.
»Me habría gustado entrar en la cámara sellada, pero no disponía ni del
tiempo ni de las herramientas precisas para la tarea. Tenía prisa por llegar a la
costa, tras haber sido herido en el pie por un disparo accidental, y me encontré
con aquel sitio por pura casualidad.
»Tenía la intención de volver a echarle otro vistazo, pero las
circunstancias me lo han impedido. ¡Ahora estoy decidido a que nada se
interponga en mi camino! Por azar tropecé con un pasaje en la edición de este
libro de Golden Goblin que describía el templo. Pero eso fue todo; la momia
sólo se mencionaba brevemente. Interesado, conseguí una de las traducciones
de Bridewall, pero choqué con un muro infranqueable de errores
desconcertantes. Por alguna irritante casualidad, el traductor incluso había
confundido la localización del Templo del Sapo, como lo llama Von Junzt,
situándolo en Guatemala en vez de en Honduras. La descripción general es
deficiente, la joya es mencionada y también el hecho de que es una “llave”.
Pero una llave de qué, es algo que no aclara el libro de Bridewall. Ahora tenía
la sensación de que estaba tras la pista de un verdadero descubrimiento, a
menos que Von Junzt fuera realmente un loco, como muchos sostienen. Pero
está comprobado que visitó Honduras en una ocasión, y nadie podría describir
tan vívidamente el templo, tal y como él lo hace en el Libro Negro, a menos
que lo hubiera visto en persona. Cómo supo de la joya es algo que no puedo
saber. Los indios que me hablaron de la momia no dijeron nada de joya
alguna. Sólo puedo pensar que Von Junzt se abrió camino de alguna forma
hasta la cripta sellada. Poseía recursos misteriosos para descubrir las cosas
ocultas.
»Por lo que yo sé, sólo ha habido otro hombre blanco que haya visto el
Templo del Sapo además de Von Junzt y yo mismo: el viajero español Juan
González, que exploró parcialmente aquel país en 1793. Mencionaba
brevemente un curioso templo que difería de la mayoría de las ruinas indias, y
hablaba con escepticismo de una leyenda que corría entre los nativos de que
había “algo extraordinario” escondido bajo el templo. Estoy seguro de que se
refería al Templo del Sapo.
»Mañana parto para Centroamérica. Quédese el libro, ya no tengo
necesidad de él. Esta vez voy meticulosamente preparado y estoy decidido a
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