Page 364 - Fantasmas
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FANTASMAS
—Mira esto —me dijo y se sacó una polaroid del bolsi-
llo de la chaqueta. Seguía sonriendo, pero cuando me alargó la
fotografía evitó mirarme a la cara—. Y disfruta.
Era como si no me hubiera oído.
La fotografía mostraba dos dedos de una chica con las
uñas pintadas de color plata que restregaban un triángulo de
tela de rayas rojas y negras hundido en el pliegue de piel en-
tre sus piernas. En los extremos de la foto se veían sus mus-
los, borrosos y demasiado pálidos.
—Gané a Ackers diez veces seguidas —dijo—. Nos apos-
tamos a que si perdía la décima partida tendría que sacarse una
foto tocándose el clítoris. Se fue al dormitorio, así que no vi có-
mo se sacaba la foto. Pero quiere que juguemos otra vez y
recuperarla. Si vuelvo a ganarle diez partidas seguidas voy a
obligarla a que se masturbe delante de mí.
Me volví, de modo que estábamos el uno junto al otro,
apoyados sobre la barandilla, de cara al tráfico. Miré la foto un
instante más sin pensar en nada en realidad, sin saber qué de-
cir o qué hacer. Mindy Ackers era una chica poco atractiva, con
el pelo rojo rizado, llena de granos y que estaba loca por Ed-
die. Si perdía diez partidas de damas seguidas contra él segu-
ro que era a propósito.
En ese momento, sin embargo, lo que había hecho Mindy
o dejado de hacer me interesaba bastante menos que saber có-
mo había acabado Eddie con el ojo izquierdo morado... algo
sobre lo que, aparentemente, él no tenía ninguna intención
de hablar.
—Una pasada —dije finalmente, y dejé la foto en el mu-
ro de cemento debajo de la barandilla y, sin pensar, apoyé una
mano en uno de los ladrillos.
Un camión con remolque pasó a gran velocidad bajo no-
sotros, con el motor rugiendo conforme el conductor reducía
la marcha. Un humo con olor a gasolina se mezcló con la nie-
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