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Bill sintió que "Eso" elevaba su voz, zumbante, chillona; después percibió toda la
                extensión de su furia y se sintió aterrorizado. Trató desesperadamente de recobrar
                la fe infantil, comprendiendo, al mismo tiempo que había, una mortífera verdad en
                lo que "Eso" acababa de decir: la vez anterior la había pillado por sorpresa. Esta
                vez, aun si "Eso" no había sido quien los había llamado, sin duda los estaba
                esperando.
                   Sintió renacer su furia en cuanto sus ojos se fijaron en los de la araña. Percibió
                sus viejas cicatrices y comprendió que la había herido de verdad, que aún estaba
                herida.
                   Y en el momento en que "Eso" lo arrojaba, mientras sentía que la mente le era
                arrancada del cuerpo, concentró todo su ser en aferrarse a ese pensamiento.... y
                "falló".



                   4. Richie.


                   Los otros cuatro lo observaban todo, paralizados. Era una exacta repetición de lo
                que había pasado antes... La araña, que parecía a punto de atrapar a Bill para
                devorarlo, se quedó súbitamente quieta. Los ojos de Bill se fijaron en los de "Eso",
                que parecían de rubí. Hubo una sensación de contacto... un contacto cuya
                percepción estaba más allá de sus posibilidades. Pero sintieron el forcejeo, la
                lucha de voluntades.
                   Entonces Richie levantó la vista hacia la nueva telaraña y reparó en la primera
                diferencia.
                   Como en la anterior ocasión había cadáveres, algunos medios podridos y a
                medio comer, pero a buena altura, en un rincón, se veía un cuerpo de mujer y
                Richie tuvo la certeza de que ése estaba fresco, tal vez con vida. Beverly no había
                levantado los ojos, pero Richie, a pesar de su propio terror, notó el parecido entre
                Beverly y la mujer de la telaraña. Su cabellera larga y roja; tenía los ojos abiertos,
                pero vidriosos e inmóviles; la saliva le corría desde la comisura de la boca hasta la
                barbilla. Había sido atada a uno de los hilos principales de la telaraña por medio
                de un arnés de grasa que le rodeaba la cintura y pasaba por debajo de sus
                brazos, de modo que pendía hacia adelante, medio inclinada, brazos y piernas
                balanceándose flojamente. Estaba descalza.
                   Richie vio otro cadáver a los pies de la tela, un hombre al que no conocía; sin
                embargo, su mente registró cierto parecido con el difunto y no llorado Henry
                Bowers. La sangre había brotado de sus ojos y estaba coagulada alrededor de la
                boca y sobre el mentón. Al parecer...
                   --¡Algo va mal! -gritó Beverly-. ¡Haced algo, por el amor de Dios, que alguien
                haga algo...!
                   Richie levantó la vista hacia Bill y la araña... y oyó una risa monstruosa. La cara
                de Bill se estaba estirando de un modo sutil. Su piel tenía el tono amarillento del
                pergamino, el brillo de una persona muy vieja. Tenía los ojos en blanco. 1405
                   "Oh, Bill, ¿dónde estás?"
                   A los ojos de Richie, la sangre brotó súbitamente de la nariz de Bill en forma de
                espuma. Se le retorcía la boca tratando de gritar... y ahora la araña avanzaba otra
                vez hacia él. Giraba, presentando su aguijón...
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