Page 757 - Microsoft Word - King, Stephen - IT _Eso_.DOC.doc
P. 757
--Si tú escribiste el poema, enséñame. Tócame el pelo si quieres, Ben. Adelante.
--Yo, Beverly... yo....
Ben parece sacudirse convulsivamente. Pero ella percibe otra vez que no se
trata sólo de miedo. Ella ha provocado parte de esa convulsión que constituye la
médula del acto. Piensa en
("los pájaros")
su cara, su cara seria, dulce, querida, y sabe que eso no es miedo: lo que él
siente es deseo, un deseo profundo y apasionado que apenas puede contener, y
ella vuelve a experimentar esa sensación de poder, de algo parecido a volar, como
mirar desde arriba y ver todos los pájaros en los tejados, en la antena del bar de
Wally, de ver las calles como en un mapa, oh sí, eran el amor y el deseo lo que
enseñaban a volar.
--¡Ben...! ¡Sí, así...! -exclama súbitamente.
Y el himen se rompe.
Duele otra vez y por un momento Beverly tiene la sensación de ser aplastada.
Luego él se incorpora y la sensación desaparece.
Es grande, oh, sí. Ben vuelve a penetrarla y el dolor es mucho más profundo que
cuando Eddie estuvo allí. Ella tiene que morderse el labio y pensar en los pájaros
para soportarlo, luego toca los labios de Ben con un dedo y él gime.
Él vuelve a embestirla y ella siente que el poder pasa súbitamente a él. Primero
tiene la sensación de ser mecida, de una deliciosa dulzura en espiral que la hace
girar la cabeza de lado a lado, indefensa. De sus labios cerrados brota un zumbido
sin música, esto es volar, esto, oh amor, oh deseo, oh esto es algo imposible de
negar, vínculo, entrega, un círculo más fuerte, vínculo, entrega.. vuelo.
--Oh, Ben, oh, querido, sí... -susurra mientras el sudor le perla la cara y siente el
vínculo, indisoluble, algo muy parecido a la eternidad-. Te quiero tanto, querido
Ben....
Y siente que comienza a pasar, algo de lo que las chicas que murmuran sobre
sexo en el baño no tienen idea; ellas sólo se escandalizan de lo asqueroso que ha
de ser el sexo y Beverly comprende ahora que, para casi todas el sexo ha de ser
un monstruo desconocido; se refieren al acto llamándolo "Eso". ¿Harías "Eso"? Tu
madre y tu padre ¿todavía hacen "Eso"? ¿Tu hermana hace "Eso" con su novio? Y
aseguran que ellas no piensan hacer "Eso" jamás. Oh, sí, cualquiera pensaría que
todas las chicas del quinto curso son futuras solteronas y Beverly comprende que
ninguna de ellas puede imaginar esa... esa plenitud. Si no grita, es sólo porque los
otros, al oírla, se asustarían. Se lleva la mano a la boca y muerde con fuerza.
Ahora comprende mejor las risas chillonas de Greta bowie, Sally Mueller y las
otras. ¿Acaso ellos siete no han pasado la mayor parte de ese verano, el más
largo y terrible de sus vidas, riendo como chiflados? Uno ríe porque lo que da
miedo, lo desconocido, es también lo que divierte. Uno ríe tal como los niños
suelen reír y llorar al mismo tiempo cuando se acerca un payaso haciendo
cabriolas, sabiendo que es divertido... pero también algo desconocido, lleno del
poder eterno de lo desconocido.
Con morderse la mano no logra ahogar el grito. Sólo consigue no tranquilizar a
los otros -y a Ben- gritando su afirmación en la oscuridad.
--¡Sí! ¡Sigue así!