Page 163 - La sangre manda
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—Bueno —dice Jerome—, los dos leyeron el trabajo y les encantó.
Aunque, claro, eso es muy distinto de un libro, ¿no? Un libro que podría leer
mucha más gente que un profesor. Pero, a fin de cuentas, trata de cuatro
generaciones atrás…
Jerome parece preocupado. Holly advierte que la mira, pero solo con el
rabillo del ojo; ella siempre mantiene la mirada al frente cuando conduce.
Esas secuencias cinematográficas en que el conductor mira a su acompañante
durante unos segundos mientras pronuncia su parte de un diálogo la sacan de
quicio. Siempre siente el deseo de gritar: ¡Mira a la carretera, memo!
¿Quieres atropellar a un niño mientras hablas de tu vida amorosa?
—¿Tú que piensas, Hols?
Ella reflexiona.
—Pienso que deberías enseñar a tus padres lo que has enseñado a la
agente —responde por fin—. Para ver qué dicen. Para sondear sus
sentimientos y respetarlos. Luego… sigue adelante. Escríbelo todo: lo bueno,
lo malo y lo feo. —Han llegado a la salida de Covington. Holly pone el
intermitente—. Nunca he escrito un libro, así que no puedo decirlo con
certeza, pero me parece que requiere cierta valentía. Eso es lo que debes
hacer, creo. Ser valiente.
Y eso mismo necesito yo ahora, piensa. Mi casa está a solo tres
kilómetros, y mi casa es donde encontraré el dolor.
4
La casa de la familia Gibney está en una urbanización llamada Meadowbrook
Estates. Mientras Holly avanza por la tortuosa telaraña de calles (hacia el nido
de la araña, piensa, y de inmediato se avergüenza de pensar en su madre en
esos términos), Jerome dice:
—Si yo viviera aquí y volviera a casa borracho, es probable que me
costase al menos una hora encontrar la casa.
Tiene razón. Son las características viviendas de dos plantas de Nueva
Inglaterra, que solo se diferencian por el color…, lo que de noche no sería de
gran ayuda, ni siquiera con la luz de las farolas. Probablemente en los meses
cálidos tienen flores distintas en los parterres, pero ahora crujientes mantos de
nieve vieja cubren los jardines de Meadowbrook Estates. Holly podría
explicar a Jerome que a su madre le gusta esa uniformidad, le da seguridad
(Charlotte Gibney tiene sus propios problemas), pero se abstiene. Se está
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