Page 295 - La sangre manda
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siempre trabaja, siempre establece conexiones y busca sentido…, o al menos
lo intenta.
Por fin el tío Henry habla, con voz baja y cascada de no usarla.
—Todos en pie.
«¡Todos en pie!», exclama George, el ujier.
Los espectadores no solo se ponen en pie; se ponen en marcha, como diría
James Brown, y empiezan a batir palmas y a balancearse. John Law,
bailoteando, sale de su despacho. Coge el mazo y lo hace oscilar al ritmo de la
música. Su calva reluce. Sus dientes blancos destellan. «¿Qué tenemos aquí
hoy, Georgie, mi hermano de otra madre?».
—Ese tío me encanta —dice el tío Henry con su voz cascada.
—A mí también —dice ella, y lo rodea con el brazo.
El tío Henry se vuelve para mirarla.
Y sonríe.
—Hola, Holly —dice.
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