Page 372 - La sangre manda
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accidente  de  tráfico,  hecho  atrozmente  irónico  pero  no  insólito;  era  una

               lástima que su mujer hubiera muerto con él, pero tampoco eso era insólito.
                    Regresó a la ciudad. Entró en la casa, inusitadamente silenciosa. Subió a
               su despacho. Abrió la carpeta que contenía el manuscrito revisado de Bitter
               River y se preparó para ponerse a trabajar. Habían ocurrido cosas, algunas en

               el  mundo  real  y  algunas  dentro  de  su  cabeza,  y  esas  cosas  no  podían
               cambiarse. Lo que debía recordar era que él había sobrevivido. Amaría a su
               mujer y a sus hijos en la medida de sus posibilidades, instruiría a sus alumnos
               en la medida de sus posibilidades, viviría en la medida de sus posibilidades y

               se incorporaría de buena gana a las filas de los autores de un solo libro. En
               realidad, si uno se paraba a pensarlo, Drew no tenía de qué quejarse.
                    En realidad, se dijo, si te paras a pensarlo, todo va bien, y de eso se rata.































































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