Page 143 - Extraña simiente
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XXII
23 de octubre
Rachel se quedó contemplando los troncos de madera de pino y de roble,
toscamente cortados, y apretó los labios. Así no podía ser. La pila de leña era
demasiado alta y estrecha. La leña que había visto amontonada antes nunca
había tenido este aspecto. Habían quedado pequeñas pirámides torcidas.
Además, era una manera de desaprovechar el espacio. ¿Por qué no construir
una pirámide a todo lo largo del muro de la bodega? Así es como se debía
hacer, por lo menos así es como Paul había empezado a hacerlo. Hasta que el
día antes, Paul dijera…:
—Está demasiado… asimétrico. Ya sabes lo que quiero decir. Rae,
¿verdad?
—¿Asimétrico?
—Bueno, lo que quiero decir es que… es demasiado lógico, demasiado
racional, demasiado frío.
—¡Ah! Quieres que quede artístico, ¿no es así?
—¿Artístico? No. Sólo que…, me gustaría que fuera un poco más cálido.
No sé…, me gustaría que fuera más…, ya sabes…
Paul hizo una pausa buscando la palabra adecuada.
—¿Atractivo? —sugirió Rachel.
—¡Sí, atractivo! ¡Esa es la palabra! ¿Qué te parece si pones los troncos
así, en pilas?…
Paul tardó una hora —después de tres intentos fallidos— en construir la
primera pirámide torcida. Quedó satisfecho.
—Así, Rae —le dijo sonriente—. Así, como ésta.
—Sí —suspiró Rachel—. Ya veo.
—Bien. Pues ordena lo que quede de leña de la misma forma, ¿vale? Y
deja la misma distancia entre pila y pila. No tardarás mucho, ya verás. Te lo
prometo.
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