Page 146 - Extraña simiente
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La luz que entraba por la ventana fue bruscamente ensombrecida. Rachel
alargó la mano y encendió la lámpara.
… a quedar. Para siempre —espero—. Al final será lo que Paul decida. Pero me da la sensación
de que se siente como yo. A finales de mes nos pondrán el teléfono y la luz y esto será una gran
ayuda. Supongo que aún podría aguantar un par de semanas más esta vida de pionera sin trepar por
las paredes (Paul me ha hecho amontonar pilas de leña esta mañana).
Sintió que algo le rozaba los pies. Miró y vio al gato ronroneando y
hundiendo sus garras en la alfombra, mirándola satisfecho.
—Sí —dijo Rachel—, también hablaré de ti, no te preocupes.
El gato maulló suavemente y se fue hacia el dormitorio.
Sigo esperando que vengas a visitarnos. Entenderás inmediatamente por qué me he enamorado
de este lugar, por qué me ha seducido con su magia. Lo mismo le ha pasado a Paul y al señor
Higgins (que se negaría a vivir en ningún otro lugar). No dejo de preguntarme si no han pasado más
que un par de semanas desde aquellos días en los que estaba tan empeñada…
De pronto el escritorio se inundó de luz. Rachel miró de reojo a la ventana
que tenía a su izquierda. Volvió su atención hacia la carta. ¿A quién le estaba
escribiendo?, se preguntó. ¿Y qué estaba escribiendo?
«Querida Madre», releyó en voz alta, «necesito escribir esta carta
especialmente porque tengo mucho que contarte…» Se quedó intrigada ante
la carta. La dejó sobre el escritorio. ¿Tenía mucho que contarle? ¿Por qué a su
madre? Ella ya le había dicho a Paul todo lo que tenía que decir y él era el
único que importaba.
Arrugó la carta y la tiró a la papelera, que estaba debajo del escritorio. Se
incorporó, cruzó el cuarto de estar y se metió en el cuarto de baño. Llegó
hasta la bañera, abrió el grifo y comprobó la temperatura.
Atardecer
—Y eso es lo que quiero decir, Paul. Me siento a gusto en esta casa, me
siento…
—¿Protegida?
—No es la palabra exacta. No sé si existe una palabra perfecta.
¿Protegida? Sí, aunque no estrictamente en el sentido de…, ¿cómo diría?
¿Seguridad? ¿Estar fuera de peligro? Nunca me he sentido en peligro,
físicamente. Aunque, mirando hacia atrás, puede que eso no quiera decir gran
cosa.
—Ya, ya…
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