Page 143 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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Sybil Vane. Creo que eso fue lo primero que me atrajo de ella. Te acuerdas de
Sybil, ¿verdad? ¡Cuánto tiempo parece que ha pasado! Bien, Hetty no era, por
supuesto, alguien de nuestra clase. Era una sencilla muchacha de pueblo. Pero
yo la amaba de verdad. Estoy seguro de que la amaba. Durante todo este
mayo maravilloso que hemos estado teniendo, he ido a verla dos o tres veces
por semana. Hasta que al fin ella me prometió venir conmigo a la ciudad. Le
había alquilado una casa y lo tenía todo preparado. Ayer nos encontramos en
un pequeño huerto. Las flores de manzano caían sobre sus cabellos, y ella
reía. Íbamos a huir juntos con el alba esta mañana. Y, de repente, me dije:
«No voy a arruinar la vida de esta muchacha. No voy a arrastrarla a la
deshonra». Y decidí dejarla tan inmaculada como la encontré.
—Creo que la novedad de esa emoción debió de proporcionarte un
estremecimiento de auténtico placer, Dorian —interrumpió lord Henry—.
Pero yo puedo terminar tu idilio por ti. Le diste un buen consejo y le rompiste
el corazón. Ése fue el comienzo de tu reforma.
—¡Harry, eres horrible! No debes decir tales atrocidades. El corazón de
Hetty no está roto. Por supuesto que lloró; nada más. Pero su vida no está
arruinada. La deshonra no ha caído sobre ella. Puede seguir viviendo, como
Perdita, en su jardín.
—Y llorar por un Florizel infiel —dijo lord Henry riendo—. Mi querido
Dorian, tienes unas formas infantiles de lo más curiosas. ¿De verdad crees
que esta muchacha ahora se conformará jamás con alguien de su clase? Supon
que un día se casa con un rudo carretero o con un sonriente labrador. Bien,
pues haberte conocido y amado hará que desprecie a su esposo, y será
desgraciada. Por otra parte, si se hubiera convertido en tu amante, habría
vivido en sociedad, entre hombres atractivos y cultos. Tú la habrías educado,
la habrías enseñado a vestir, a hablar, a moverse. La habrías hecho perfecta, y
ella habría sido extremadamente feliz. Pasado algún tiempo, sin duda, te
habrías cansado de ella. Habría hecho una escena. Tú habrías llegado a un
acuerdo. Y ella habría empezado una nueva carrera entonces. Desde un punto
de vista moral, en verdad no tengo en mucho tu gran renuncia. Incluso como
comienzo, es pobre. Y, además, ¿cómo sabes que Hetty no flota en este
momento en algún estanque rodeada de nenúfares igual que Ofelia?
—¡No soporto esto, Harry! Te burlas de todo, y a continuación sugieres
las tragedias más graves. Ahora lamento habértelo contado. No me importa lo
que digas. Sé que actué bien al hacer lo que hice. ¡Pobre Hetty! Cuando pasé
en el coche junto a la granja esta mañana, vi su blanco rostro en la ventana,
como una rama de jazmín. No volvamos a hablar de ello y no trates de
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