Page 100 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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        Para Meyer la primera misión del historiador es «investigar los he­
     chos», unos hechos seleccionados subjetivamente por el propio investi­
     gador y que respondan a «un interés histórico» para el presente. Esta
     idea aún se mantiene, con matices, en la historiografía más reciente, o
     un sector de ella, que ve en la historia un modelo de lección para aplicar
     a las estructuras sociales presentes.14  Concibe la historia en el estricto
     sentido de comunidad humana y lazos de interdependencia de las so­
     ciedades, de forma que cuanto mayor sea esa dimensión en el espa­
     cio, más ecuménica,  los acontecimientos son más decisivos para la
     humanidad. De esta especie de «Gran Ciclo cultural» universal destilan
     círculos o ciclos menores de los que la vida política «queramos o no,
     será siempre el centro de la historia».
        En segundo lugar, punto esencial del positivismo determinista, se
     trata de analizar la relación causa-efecto. Su objetivo es analizar el qué
     y el cómo, únicamente. Meyer, a quien el análisis y desarrollo de estos
     dos puntos ya causan bastantes problemas, no se plantea el por qué ni el
     para qué, dejando mutilada la función didáctica, por decirlo de algún
     modo, de la historia. Esto que para él es una consecuencia válida no lo
     incluye en su método de investigación. El qué y el cómo, la típica na­
     rración factual, proporciona a Meyer, cuando trata los temas extensa­
     mente, una gran erudición, de forma que estos dos aspectos se multipli­
     can en ramas complementarias (epigrafía, numismática, filología) pero
     no responden a otras interrogantes posibles que pudieran aclarar el pa­
     norama histórico, ni a una interpretación del material arqueológico. La
     investigación de detalle adquiere cierto aire de prolijidad y sabiduría de
      autores como Meyer o Th. Mommsen, cuyo enciclopedismo es útil,
     como fuente, todavía a los investigadores.
        En definitiva, para él, el objetivo es la verificación, la demostrabilidad
      de los hechos a partir de «una cantidad suficiente» de datos materiales
      (arqueológicos o escritos) que exigen una indagación filológica y/o un
      análisis de formas. Esto, reconoce, no lleva a un conocimiento ab­
      soluto  sino  a «nuestro propio conocimiento», y  el  historiador no
      debe aventurarse a dar interpretaciones o conclusiones que ya van


     14 P. Villar, Historia marxista, historia en construcción, Barcelona 1974; M.I. Finley, Uso y
        abuso de  la historia,  Barcelona  1977;  M. Tuñón de  Lara,  Claves  de Historia social,
        Madrid  1980;  C.F.S.  Cardoso - H. Pérez Brignoli, Los métodos de la Historia,  1980;
        C.F.S. Cardoso, Introducción al trabajo de investigación histórica, Barcelona 1981.
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