Page 178 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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M itos griegos e H istoriografía A ntigua                     191



              Está situada en la mitad de la costa de España, opuesta al viento de África,
           en un golfo en el que, marchando tierra adentro durante 20 estadios, sólo tiene
           10 de anchura en su entrada; por esta causa tiene todo él forma de un puerto.
           En la misma boca hay una isla, que por uno y otro lado deja libre únicamente
           un paso estrecho para la entrada; contra dicha isla vienen a estrellarse las olas
           del mar, con lo que resulta que todo el golfo está siempre tranquilo, a no ser
           que soplen por una y otra boca los vientos africanos y alboroten las olas ...
           Desde el fondo del golfo se eleva una montaña en forma de peninsula, sobre la
           cual está establecida la ciudad, limitada al oriente y al mediodía por el mar y al
           occidente por un estero que toca algo aún con el septentrión, de manera que el
           espacio restante que hay, desde el estero al mar y que une la ciudad con el
           continente, no tiene más que dos estadios (X,  10,1).


        Su relato de la toma de la ciudad por parte de Escipión el Africano
      se ha considerado «muy directo e inteligente»,54 pero las calificaciones
     varían y difieren ante la descripción topográfica y geográfica: «la orien­
     tación de la topografía de la ciudad, tal como la describe Polibio, no
     hay forma de conciliaria con el mapa», ha dicho Walbank, que conclu­
     ye: «la inteligencia de Polibio como geógrafo inspira poco crédito».55
     En todo caso, acerca de la localización de Sagunto y su relación con el
     río Ebro, a pesar de intentos de rehabilitación de Polibio en estos extre­
     mos,56  Vallejo concluye que «Sagunto, al norte del Ebro, es simple­
     mente un error geográfico como el del Ródano o el de Cartagena, sólo
     que más explicable por las circunstancias en que se produjo».57  Las
     ideas propias de su concepción geográfica impusieron una limitación a
     todas las informaciones que recogió en ese sentido.
        Polibio defiende que las descripciones de los escenarios históricos
     deben ser hechas por el historiador que los ve o los ha conocido direc­
     tamente en sus viajes. Pero no siempre pudo ser así. Él se vanagloriaba58

      54 A. Tovar, «Sobre algunas cuestiones de la conquista romana de Hispania», Anales de Histo­
        ria Antigua y  Medieval,  17, 1972, 144.
      55 E W. Walbank, « The geography of Polybius», Class & Med., 9,1947,166 y 168.
      56 J. Carcopino, «Le traité d’Hasdrubal et la responsabilité de deuxième guerre punique», REA,
        55,1953, 258 ss.; y del mismo autor: Las etapas del imperialismo romano, Buenos Aires
        1968,23 ss., donde se ignora la crítica hecha a su artículo anterior por J. Vallejo, «Polibio
        y la geografía de España», Emerita 22,1954,278-288; J. Vallejo, «Livio XXI17 y Polybio
        III 40 ¿textos irreconciliables?», Emerita 12,1944,140-152.
      57 J. Vallejo, art. cit., 166-168.
      58 Polibio ΙΠ, 59, 7-8, texto comentado por P. Pédech, La méthode, 555.
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