Page 180 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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M itos griegos e H istoriografía A ntigua                    193

        Polibio tenía que encontrar una explicación convincente a las pri­
     meras derrotas de los romanos en Hispania y un medio de glorificación
     de la figura de Escipión. Así nos describe a éste recomendando a sus
     tropas confiar en sí mismas en todo momento:

              Porque los romanos no habían sido derrotados nunca por la potencia de
           los cartagineses sino por la traición de los iberos... (X, 6,2).

        La misma idea la desarrolla el historiador de Megalopolis más ade­
     lante:

              Hacía ya tiempo que Indíbil y Mandonio, los dos reyezuelos más podero­
           sos de Hispania en aquella época y considerados como los amigos más fíeles
           de los cartagineses, andaban maquinando a escondidas y esperando la ocasión
           de abandonarlos desde aquella oportunidad en que Asdrúbal, amparándose en
           el pretexto de asegurarse su fidelidad, les había exigido como rehenes una
           gran suma de dinero, sus mujeres y sus hijos. Parecióles aquél el momento
           oportuno: sacaron sus tropas del campamento de los cartagineses y se retira­
           ron a unos lugares elevados y capaces de ponerlos a cubierto;60 esta deserción
           fue seguida de la de otros muchos iberos, quienes, disgustados por la altanería
           de los cartagineses, no esperaban más que la primera ocasión para hacer públi­
           cas sus intenciones (X, 35).
        En definitiva, Polibio no pretende comprender lo hispano, a los pue­
     blos hispanos, sino que los subordina al papel de Roma; son únicamen­
     te una pieza más del esplendor de la Roma conquistadora. Todo ello
     cuadra con la concepción historiográfica esencialmente política. Pese a
     todo, en otro lugar, se ve obligado a reconocer el gran valor y el auxilio
     que prestaron los hispanos a uno y otro bando. Más aún ensalzará la
     figura de Escipión Emiliano sobre los soldados romanos que evadían el
     servicio militar en España, pues eran infinidad de romanos los que caían
     en la lucha ante el valor y arrojo de los celtíberos.61 He aquí un ejemplo
     de cómo trata Polibio las intervenciones de los pueblos autóctonos ibé­
     ricos:
              Aníbal, cogido el mando, marchó enseguida a someter a los olcades, llegó
           a su ciudad más importante, Althea, donde acampó; los demás pueblos aterra­
           dos por este hecho, se entregaron a los cartagineses. Estableció una contribu­
           ción para estas ciudades, y, dueño de grandes riquezas, marchó a invernar a


     60 P. Fraccaro, «Polibio e l’accampamento romano», Athenaeum, 1934,154-161.
     61 Pol. XXXV, 2.
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