Page 179 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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de conocer todos los escenarios claves, pero la imposibilidad material
de conocimiento in situ, y por otro lado el cierto desprecio que sentía
hacia la ciencia geográfica de los alejandrinos, le hicieron incurrir en
algunos errores. Su afán viajero había sobrepasado ámbitos meramente
urbanos, sin embargo respecto a la Península Ibérica da mediciones
exageradas de sus costas o de la longitud de sus ríos. Según Pédech el
mayor acierto de Polibio en cuanto al estudio de Iberia se limita al
ámbito espacial de tres regiones concretas: a) la fachada mediterránea,
desde los Pirineos hasta Cádiz; b) la «mesopotamia», o región entre
ríos, es decir la Lusitania y Turdetania regadas por los ríos Taj o, Guadiana
y Guadalquivir; y c) la Celtiberia, en cuya descripción se encontrará
mayor originalidad.
Aplica, sin embargo, para tales regiones, un determinismo climático
respecto al carácter de sus habitantes. Así, los turdetanos, viviendo en
una tierra fértil y de paisajes suaves, es natural que fuesen pacíficos; en
cambio los celtíberos, viviendo en un medio agreste y duro, bajo un sol
ardiente, serían aguerridos y poco sociables.59
Su pensamiento, siempre favorable a Roma, hace desvirtuar la ima
gen de los demás contendientes. En todo momento presenta a los his
panos rebeldes y propensos a la traición. A punto de partir para Hispania,
Escipión procuró ante todo indagar los pormenores de la traición de los
celtíberos. Polibio pone estas palabras en boca de Escipión dirigiéndo
se a sus soldados acerca de Indíbil y Mandonio:
Todos sabéis bien que por pasarse a nosotros (se refiere a los hispanos)
traicionaron a los cartagineses, y que ahora, rompiendo nuevamente los jura
mentos de lealtad, se han declarado enemigos nuestros (Pol. XI, 19,3).
Aún en otra ocasión encuentra Polibio esta misma actuación de los
iberos, la traición con ánimo de lucro que es propia de los bárbaros:
(Abilix) proyectó, haciendo un cálculo consigo mismo digno de un ibero y
de un bárbaro, entregarles los rehenes. En efecto, convencido de que si pres
taba a los romanos un servicio oportuno y les daba entonces una prueba de su
afección, podría llegar a ser influyente ante ellos, y determinó traicionar a los
cartagineses y entregar los rehenes a los romanos (ΠΙ, 98,3).
59 Citado por Martínez Gázquez, art. cit., 806.