Page 19 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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      una forma. Esa formalidad es necesariamente posterior a la tradición
      oral, más o menos extendida, en la que se funda. En nuestro caso pare­
      ce que hay unanimidad en afirmar que el gorgoneion, la máscara, es
      anterior a la figura femenina,9 y que esa máscara tiene claros antece­
      dentes orientales.10

         C. Hopkins atribuía, en un estudio clásico,11el origen de Gorgo al
      mito mesopotámico de  Gilgamesh (=Perseo) matando  al monstruo
      Humbaba (=Gorgo), fundamentando su opinión en el hecho de que esta
      historia tuvo una amplia difusión en el siglo VII a. C.12 a través de Siria
      y Chipre, donde además se han encontrado testimonios arqueológicos
      contemporáneos que los confirman.13 Cree Hopkins que el gorgoneion
      llegó a los griegos por la ruta Mesopotamia-Chipre-Hélade.
        Por su similitud, se ha pretendido ver en los orígenes de Gorgo al
      dios egipcio Bes,14  que en principio tendría una misma connotación
      funcional como dios doméstico, de protección, una especie de «genio-
      amuleto», cuyos rasgos deformes recuerdan algunos de Gorgo: es un
      enano patizambo, ventrudo, con barbas, de grandes orejas, con la boca


      9 G. Riccioni, «Origine e sviluppo del Gorgoneion e del mito della Gorgone-Medusa nell’arte
        greca», RIA, 9,1960,127-206; J. Floren, «Studien zur Tipologie des Gorgoneion», Orbis
        Antiquus, 29,  1977, 236 ss.;  S.L. Hugues y J.A.  Fernández Bemades,  «Las Gorgonas
        guardianas de lo sagrado» Argos,  5,  1981, 69; D.C. Wurtz, «Goigos cup. An essay in
        connoiseurship» JHS, 103,1983,68-86; J.D. Bleson, The Gorgoneion in Greek architecture
        I-II Paris 1981.
      10 G. Glotz, op.cit. 1618; B. Goldman, «The Asiatic Ancestry», 1-23; Sp. Marinatos, «Gorgones
        kal gorgoneia»  (en griego), Archailogike Ephemeris  1927-1928,  7-41; E.  Will,  «La
        décollation de Méduse», Rev. Arch.,  1947,  60-76; A.  Ridder - W.  Deonna, El arte en
        Grecia, México 1961, 25 ss.
      11C. Hopkins, «Assyrian Elements in the Perseus-Gorgon Story», AJA, 1934,341-53, y AJA,

        65,  1961, 190, Id., «The sunny side of the Greek Gorgon», Berytus 14, 1961,25 ss.
      12 Ver el Poema de Gilgamesh, edic. F. Lara Peinado, Madrid 19832, sobre la muerte del gigan­
        te Humbaba por Gilgamesh y Enkidu, 163,173:«Y cortaron la cabeza a Humbaba». Sobre
         este ser monstruoso que habitaba en el bosque de los cedros, F. Thureau Dangin, «Humbaba»
        RA ΧΧΠ,  1925. J. Hansman, «Gilgamesh, Humbaba and the land of erintrees», British
        Sch.Arch.Iraq,3$, 1976. Sobre la difusión de estos mitos en el Mediterráneo, A.M. Frenkian,
         «L’Epopée de Gilgamesh et les poèmes homeriques», Studia et Acta Orientalia, 2 ,1959;
         y más recientemente, J. Fortes, L 'Odissea i l 'Epopeia de Gilgames, Universidad Autóno­
         ma Barcelona, 1982 (cf. la reseña de este libro en Aula Orientalis 1,  1983,  113-114).
      13 A. Giuliano, «L’origine di un tipo di Gorgone» ASAA, 21-22,  1959-1960,231-237.
      14 S.A.R. Mercer, The religion c f Ancient Egypt, 1949,189; D. Wildung -S. Schoske, Nofiret,
         Barcelona 1986, 48 (Papiro Harris); G. Daressi, Statues des divinités, El Cairo 1905-06,
         181, lám. 34. En particular sobre este dios, J. Padró, «El déu Bes. Introducció al seu estudi»,
         Fonaments 1, Barcelona 1978,19 ss. y lám. I-IV. Acerca del carácter apotropaico de Bes,
         vid H. Altenmmuller, Die Apotropaia un die Götter Mitteilägyptens, München 1965.
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