Page 81 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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M itos griegos e H istoriografía A ntigua                     89
     Dice Paléfato (lin. 31-33) que «Forcis tenía un amigo, hombre valiente
     y bueno, a quien recurría en todos sus negocios como a su Ojo». Sería
     pues el aliado egipcio quien también defendería sus costas de los pira­
     tas griegos (Paléfato dice, lin. 34-35: «Perseo pirateaba el mar con los
     barcos y el poder que poseía»). Esta visión de Perseo como un pirata
      errabundo es una de las aportaciones más sugestivas del texto que co­
      mento. Es una imagen/función que comparte con Hércules.62
        Cuando Paléfato dice que Perseo «les robó el Ojo» (lin. 7) o «se
     apoderó del Ojo» (lin. 39-40), no está sino materializando algo que los
      egipcios poseían, que les servía para navegar de noche, y que también
      sugiere la imagen de una pupila vigilante: me refiero a las embarcacio­
      nes con un faro en la proa. Estos faros eran utilizados por los egipcios
      desde la dinastía XIII, y según ha indicado J. Gasull,63  su incorporación
      permitía llevar a cabo travesías nocturnas. En un sentido más laxo, el
      Ojo podría significar también un conocimiento vedado, secreto, un mapa,
      una mina, o simplemente la estrella Polar64  por la que se regían los
      navegantes. Sobre este Ojo (Oftcdmón) mítico no hay opiniones unívocas,
      y las escasas que hay lo son en sentido abstracto y simbólico. Mi pro­
      puesta Ojo = Egipto (egipcios; o nave egipcia) no deja de ser una inter­
      pretación más o menos argumentada. Insisto de nuevo en que un texto
      mitológico, por muy racionalizado que esté, no soporta una verifica­
      ción histórica estricta.
        Muy interesante es también la frase de Paléfato respecto a las Co­
      lumnas de Hércules (lin.  19-20): «Forkis ebasilene ton néson ton exo
      Heracleion Stélon (eisi dé treis)», «Forcis era rey de estas tierras más allá
      de las Columnas de Hércules (son tres)». Desconozco en este sentido
      alguna otra fuente en que las Columnas sean tres; pero también conviene


      62 M. Ryzman, «Héraclès’ destructive impulses: a transgression of natural laws: (Sophocles’
        Trachiniae)», RBPh. 71,1993, 69-79.
      63 Sobre la ayuda de los egipcios a los libios, Hdt. Ill, 13 (Cf. IV, 165); N. Santos, M. Picazo,
         op.  cit.  229; El trabajo de P. Gasull al que me refiero es:  «Problemática en tomo a la
         ubicación de los asentamientos fenicios en el sur Peninsular», Aula Orientalis, 4,  1986,
         197-198. Por su parte, J. Alvar, art.  cit.  79, dice que a lo largo de la costa africana la
         navegación de altura era imposible debido a la necesidad de varar las embarcaciones por la
         noche, por ello las naves sólo se adentran en el mar si tienen posibilidades de tocar tierra al
         llegar la noche. W. Schule, «Navegación primitiva y visibilidad de la tierra en el Mediterrá­
        neo», XI Congr. Nac. Arq. Mérida 1968,449 ss.
      64 Od. V, 271-277. R. Dussaud, «Le commerce des anciens Pheniciens à la lumière du poème
         des Dieux Gracieux et Beaux», Syria 17,1936,60; Lorimer, «Stars and Constelations in
         Homer and Hesiod», BSA, 46,1951, 86-101.
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