Page 82 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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90 S. P erea Y ébenes
recordar que cuando los textos antiguos las mencionan lo hacen genéri
camente, sin precisar tampoco que sean dos, cuyo número queda fijado
posteriormente en relación con el afamado culto del Herakelion
gaditano.65 En cualquier caso la lectura del texto griego remite al nú
mero tres tanto a las columnas como al número de islas sobre las que
reina Forcis; a ambas cosas si se admite que «las columnas» pueden ser
un accidente geográfico impreciso. Y es congruente pensar que en el
contexto marinero se refiera a islas cuya situación junto a cabos o estre
chos sirviera de referente a los navegantes y a la vez como indicadores
naturales de que más allá estaba lo desconocido. Un trabajo de M.R.
Cataudella propone que eran cuatro las Columnas de Hércules, dos en
el continente europeo y otras dos en el africano.66
Deduzco, pues, que a pesar del brillante intento racionalizador de
Paléfato, él mismo se hace eco de la confusa tradición respecto a la
ubicación del mito; si Kemé está en el Atlántico al otro lado del Estre
cho (también, lin. 39) no puede estar junto a Cartago. La situación de
las Columnas de Hércules resulta coherente en uno u otro sitio.67 Sin
embargo, por el ámbito de los gentilicios que Paléfato emplea para
nombrar a Atenea (lin. 21-24), Tracia, Creta y Esparta, así como por las
correrías piráticas de Perseo en la isla de Sérifo y vecinas, soy partidario
de situar el episodio de Goigona en un lugar que no es el extremo occi
dental mediterráneo,68 sino más próximo a la Hélade, quizás en el trián
gulo Aigos-Cartago-Náucratis. Ello delataría la antigüedad del mito, y no
descarta su posible extensión hacia el Oeste en época inmediatamente
65 J.M. Blázquez, «El Herakleion Gaditano. Un templo semita en Occidente», en su Imagen y
Mito, Madrid 1977, 17-28.
66 M.R. Cataudella, «Quante erano le Colonne d’Ercole?», Annali della Fac. Lettere, Macerata,
22-23, 1989-1990, 315-337.
67 Sobre esta misma fecha se fundó una factoría jónica al Este de Cartago (v. H. Teidler, «Eine
alte Ionische und Geographische Grundlage», Historia, 8, 1959, 257-2873) también con
griegos procedentes de la Cicladas. Es posible que Coleo fundara una colonia, aunque no
necesariamente Cirene, vid. Tackholm, «Neue Studien», Opuscula Romana, 10, 1974-
1975,41 ; I.K. Poplinskij, «Batto. The story of a Lybian World in Greek Tradition involving
Africa», Stud. A.D. Olderogge, 1973, 302-311. Ello puede justificar que Ps. Scilax indi
que que fue «más allá de las Columnas de Hércules». Sobre la fundación de Cirene, ver
ahora: L. Gasperini, «Cultos de héroes fundadores: Batos en Oriente, Taras en Occidente»,
Gerión 16, 1998, 144-155.
68 Las fuentes más antiguas no coinciden. Hesíodo, como ya señalé, lo sitúa donde las Hespé-
rides; Esquilo en Cístene; Los Cantos Ciprios en Sarpedón, que es el nombre semítico de
Occidente (A. Bernabé, Fragmentos de épica griega arcaica, Madrid 1979, 136).