Page 89 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
P. 89

M itos  gríegos  e  H istoriografía A ntigua                  97

      varones» (lin. 35-37). Resulta casi ocioso incidir sobre la importancia
      de la mujer en el proceso de ocupación de nuevos territorios, ya sea por
      causa de guerra, o por asentamientos más o menos pacíficos y organi­
      zados como corresponde al contexto colonizador en el que se desplie­
      gan una serie de relaciones e intereses mutuos, de intercambio, de pro­
      piedad, valor, tenencia, etc.84
         Los colonizadores eran hombres solteros y en edad de combatir,
      jóvenes, hijos de familias que tenían más de un heredero, jóvenes cuya
      condición de vida era precaria y cuya salida al mar les dotaba de un
      estatuto de libertad y emancipación respecto a la polis.85 En un barco
      puede decirse que no había más ley que la de la marinería ni más órde­
      nes que cumplir que las de la navegación. J. Alvar es de la opinión que
      en tomo a la fecha 630-560 a.C. la nave usada por los griegos sería la
      pentecóntera,86 que por sus características podía ser utilizada indistin­
      tamente como nave comercial y de guerra, y cuya dotación era al me­
      nos de cincuenta hombres. La duración estimativa de la travesía desde
      Focea a Gades es variable según la ruta, pero oscila entre 240 y 380
      horas de navegación, aproximadamente dos meses si tenemos en cuen­
      ta que la navegación nocturna era muy poco practicada por su peligro­
      sidad. En un contexto de navegación pirática y sin rumbo fijo, tal como
      Paléfato presenta la aventura de Perseo, la simple noticia de que por
      aquellos parajes había «un reino de mujeres» y además «rico en oro»
      eran razones más que suficientes para «visitarlas». Otra cuestión dife­
      rente es el papel que pudo desempeñar la mujer en el proceso coloniza­
      dor: la existencia de matrimonios mixtos de marinos griegos con muje­
      res indígenas era uno de los factores aculturativos más poderosos.87
         En busca de este reino singular Perseo se dirige en su barco «inspec­
      cionando primero el Estrecho, entre Kemé y Sarpedón, navegando de
      una a otra (isla), se apoderó del Ojo» (lin. 37-40). Según esto nos situa­
      mos de nuevo en el Occidente mítico más extremo, suponiendo natu­
      ralmente que el Estrecho sea el de Gibraltar, que Kemé no sea Kirene/


      84 M.I. Finley, «Matrimonio, venta y regalo en el mundo homérico», en La Grecia antigua.
         Economía y  Sociedad, Madrid í 984, 264-278.
      85 W.G. Forrest, La Democracia griega.  Trayectoria política del 800 al 400 a.C.,  Madrid
         1966.  67  ss.  V M.I.  Finlev,  La  Grecia primitiva.  La Edad del Bronce y Era Arcaica.
         Barcelona 198 72,1 09-116.
      86 J. Alvar, «Los medios de navegación», 71.
      87 J. Rouge, «La colonisation grecque et les femmes», CH, 15,1979,307-317.
   84   85   86   87   88   89   90   91   92   93   94