Page 91 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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M itos griegos e H istoriografía A ntigua 99
estables a los que el texto no se refiere explícitamente. De ello deduzco
que el mitógrafo está hablando «de algo que pasó hace mucho tiempo»,
de algo mítico en el sentido temporal aunque no en el fondo de los
hechos. Sobre la nave puso «la cabeza de Gorgona» (lin. 55) confir
mándose con ello la potencialidad apotropaica de esta figura mítica,
constatada desde muy antiguo.90
Muy interesante es la afirmación «y llamó Gorgona a la nave» (lin.
51). Esta llana racionalización, que claramente denomina a una nave
con un nombre que genéricamente sugiere el occidente lejano, remite
mentalmente a aquellas «naves de Tarsish» mencionadas en la Biblia y
que J. Alvar ha estudiado,91 y donde encuentro algunos paralelismos
con nuestro caso: la referencia a naves, a un nombre que se adscribe en
el contexto geográfico indeterminado del Occidente, un ámbito de mayor
o menor frecuencia comercial que se sitúa también en un pasado remo
to. Mi reflexión lo es en el sentido de que Paléfato, en el s.IV, intentó
una «explicación» de aquel hecho, y que ello quizás contenga más par
te de verdad de lo que podamos sospechar.
En tomo a estos últimos comentarios completaré el episodio con
dos datos interesantes aunque no aparecen aquí reflejados: uno es que
en la tradición, tras la decapitación de Medusa, Perseo fue ferozmente
perseguido por las otras gorgonas, aunque no consiguieron atraparlo
merced a la ayuda divina; y en segundo lugar, también según la tradi
ción recogida a postea por Lucano,92 Atenea ordenó a Perseo regresar
a Grecia por Libia y el norte de Africa, para que no «esterilizara las
tierras de Europa». Si sustituimos la orden de Atenea por el consejo del
santuario de Delfos, si entendemos por «esterilizar» saquear y robar, y
si tenemos en cuenta que en Europa, en la Europa costera del sur, había
ya numerosas poblaciones establecidas de griegos y unas rutas comer
ciales definidas, entonces todo cobra más coherencia, incluso un relato
mítico puede servimos para alguna reflexión histórica.
90 Sobre el poder de la cabeza de Gorgo como amuleto protector ver, por ejemplo, Cic. Verr. 56.
Esta imagen era usada en espejos, joyas, muebles y otros objetos personales; con el mismo
fin en antefíjos y acróteras de los templos y en urnas funerarias, G. Glotz, “Gorgones”, en
Daremberg-Saglio Dictionnaire, 10,1615-1629. Una imagen de Gorgona en una embar
cación aparece en una Venus Eoploia, museo del Louvre.
91 J. Alvar, «Aportaciones al estudio del Tarshish Bíblico», RSF, 10.2,1982,229.
92 Lucan. Phars. IX, 624 ss.