Page 92 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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        Se dice que Perseo, con su poderosa nave, «obtenía riquezas de los
     isleños, y mataba a los que no se las daban» (lin. 57-58). Después se
     supone que Perseo hizo su viaje en los términos expresados. Paléfato
     sitúa al «héroe» en Sérifo, sin duda para explicar el hecho increíble de
     la petrificación del rey Polidectes llevado a cabo por Perseo enseñán­
     dole la cabeza de la Gorgona que tenía el poder de convertir en piedra a
     quien la mirara. Sérifo es una pequeña isla de la Cicladas septentriona­
     les, que casualmente se encuentra enfrente del Peloponeso, de Argos,
     patria de Perseo. También en esta pequeña isla se ha constatado un
     culto muy antiguo al gorgoneion (la máscara de Goigo) relacionado
     con las aguas termales y medicinales,93 lugar que posiblemente tuviera
     alguna relación con la vecina Argos, y donde habría que situar el origen
      de este mito etiológico. Polidectes, el rey de esta isla, no es un persona­
     je históricamente documentado, pero debió ser sin duda uno de aque­
      llos basileis que describe Homero, jefe del guenos y no rey en sentido
      de monarquía micénica o similar. Con ello quiero decir que los concep­
      tos de realeza y heroísmo hay que rebajarlos a sus justos parámetros:
      que ni el rey es tan rey ni el héroe es tal; ni lo que cuenta la leyenda
      maravillosa puede ser creído, pues, dice Paléfato, «todavía es más ridí­
      culo que un hombre se petrificara viendo la cabeza de un muerto» (lin.
      12-14).
         «Navegando así, reclamó riquezas a los de Sérifo. Ellos le pidieron
      un día para reunirle los bienes, pero amontonando piedras del tamaño
      de hombres, las pusieron en la plaza, y  se marcharon, abandonando
      Sérifo». Este párrafo no se refiere obviamente a una operación de inter­
      cambio comercial,  sino a una coacción por la fuerza, a un atraco a
      mano armada diríamos hoy, que responde a un estadio primitivo del
      mecanismo comercial, a lo que K. Polanyi ha denominado «intercam­
      bio silencioso».94 Lo curioso es que el lugar donde quedaron en reunir
      los bienes no era un punto aislado de la población, una playa o algo por
      el estilo, sino la plaza (ágora), el centro neurálgico de la ciudad. Pero si
      he atribuido una antigüedad del siglo VI para la creación del mito, tal

      93 J.H. Croon, «The mask of the Underworld Daemon. Some Remarks on the Perseus-Gorgon
         Story», JHS, 75,1955,11 ss. y J.P. Vemant, La muerte en los ojos. Figuras del Otro en la
         antigua Grecia, Barcelona 1986, 92.
      94 K. Polanyi, «Ports ofTrade in Early Societies», en Primitive, Archaic and Modem Economies.
         Essays of K. Polanyi, New York, 1968,238-60, y Id, Comercio y mercado en los Imperios
         antiguos, Barcelona 1976, 90 ss.
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