Page 114 - Lo Inevitable del Amor
P. 114
A Óscar parece que se le había tragado la tierra. Durante los días siguientes a
nuestra ruptura insistió mucho en verme, lo intentó de todas las maneras, llamó a
mi madre, me mandó mensajes a través de Rosario, y hasta alguna frase de las
niñas me sonó a que debería ceder y verle para que me diera una explicación.
Ahora ha estado varios días desaparecido, se ha quedado un día con las niñas,
pero en los últimos diez ni ha llamado ni he sabido nada de él. Hasta hoy.
Mi madre ha tenido que ir al hospital. Anoche sintió que no podía respirar y
llamó a una ambulancia. Fue una simple infección, que en su caso le inflamó las
vías respiratorias y casi se ahoga. Ahora está mejor, los antibióticos han surtido
efecto y su estado después de unas horas críticas es de nuevo normal. Ni siquiera
la van a ingresar.
—La verdad es que ha habido suerte —me dice el médico—. Su madre
podría haber muerto esta misma noche, que no haya sucedido ha sido un
milagro.
—Usted es médico, no debería hablar de milagros.
—Es una expresión coloquial, no se enfade. En cualquier caso, nunca se sabe
qué es mejor.
—¿Qué quiere decir?
—Señora, su madre va a morir, puede que una infección como la de hoy le
produzca la muerte o puede ir deteriorándose poco a poco. Puede ser hoy o
dentro de un mes, puede ser rápido o una agonía lenta. Es algo imposible de
predecir.
Ahora le cuesta hablar, pero se encuentra más o menos bien. Hemos ido en
mi coche hasta su casa para recogerlo todo. Se viene a vivir definitivamente
conmigo. No quiero que esté sola si vuelve a ocurrir algo como lo de anoche. No
me lo perdonaría, por mucho miedo que me dé enfrentarme a eso y más si se
produce con las niñas delante. Prefiero no pensarlo.
—Ayer me llamó Óscar —me desvela mientras termina de cerrar su maleta.
—¿Y?
—Que quiere verte.
—Tú le habrás dicho que yo no.
—Yo no le he dicho nada. Le prometí que te lo diría y te lo estoy diciendo.
Mientras vamos a mi casa en el coche escuchamos la radio. A mí me gustan