Page 43 - Lo Inevitable del Amor
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Óscar  está  desolado.  Me  dice  que  ese  negocio  ha  sido  el  mayor  error  que  ha
      cometido en su vida. A través de un directivo del banco con el que Puente trabaja
      habitualmente, se enteró de que por unos terrenos del norte de Madrid iba a pasar
      el metro, algo que duplicaría su valor. Eso sí, había que comprarlos de manera
      inmediata. Fue ese mismo directivo del banco el que gestionó el crédito de cuatro
      millones  de  euros  a  Puente  saltándose  todos  los  controles  a  cambio  de  una
      pequeña parte del negocio. Óscar accedió creyendo que sería una manera fácil
      de ganar dinero para el estudio y aceptó.
        La operación se hizo en un par de días, muy deprisa, tal y como le contaron a
      Óscar  que  había  que  hacer  este  tipo  de  cosas.  Finalmente,  el  dinero  que
      concedieron a Puente mediante un crédito se ingresó en una cuenta en un banco
      alemán y a Óscar le entregaron las escrituras. Todo fue una estafa. Los terrenos
      por los que Puente pagó cuatro millones de euros no valen ni una décima parte,
      por allí no va a pasar jamás el metro y ahora con esta crisis es imposible que
      pueda  construirse  nada.  Óscar  me  cuenta  que  el  directivo  del  banco  fue
      expedientado y despedido, pero el préstamo de cuatro millones de euros sigue
      pendiente.
        —¡Lo siento, María, me equivoqué! —se justifica mi marido.
        —¿Y por qué no me lo contaste?
        —No quería preocuparte.
        —Podías haber pensado en eso antes de meterte en ese negocio de mierda.
        —Ya  te  he  dicho  que  lo  siento,  no  sé  qué  más  puedo  hacer  —dice
      avergonzado.
        —Y,  además  —continúo—,  me  he  tenido  que  enterar  por  los  abogados  de
      Gene.
        —Yo no tenía ni idea de que Gene lo sabía.
        —Gene lo sabía todo.
      Todo lo que ha ocurrido ha sido como un chiste macabro de esos de « tengo una
      noticia mala y otra buena…» . La mala es que estás en la ruina, la buena es que
      has  heredado;  la  buena  es  que  sabes  quién  es  tu  padre,  la  mala  es  que  se  ha
      muerto.
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