Page 59 - Lo Inevitable del Amor
P. 59
fijamos ahora.
—Es que yo me voy de viaje esta tarde y estaré cuatro días fuera de Madrid.
—Puedo venir yo solo —dice Óscar.
Decidimos llevarnos a casa a Carla, y también a Julia. Sólo les queda una hora de
clase y ya que estamos aquí aprovechamos. Óscar va a pasar la tarde con ellas.
Estoy preocupada, pero sobre todo triste. Y más cuando las niñas deciden
montarse en el coche de su padre para ir a casa.
—Quédate en casa con nosotros —me propone Óscar— y pasamos la tarde
juntos.
—No puedo. Tengo que ir al aeropuerto.
—Puedes irte mañana o coger el último Ave.
—No. Prefiero ir en avión.
Aunque Óscar no lo sabe, voy fatal de tiempo. Tengo que estar en el
aeropuerto a las cinco, son casi las cuatro y todavía no he terminado de hacer la
maleta. Cuando llegamos a casa, decidimos no hablar de lo que ha sucedido esta
mañana en el colegio. Lo haremos cuando Óscar haya hablado con la psicóloga
y yo haya vuelto del viaje. Eso sí, he abrazado fuerte a Carla y a Julia. Les he
prometido que les traeré alguna sorpresa que les guste.
—¡Quédate, María! —me insiste Óscar.
—No. Prefiero terminar con todos los asuntos pendientes que quedan en
Valencia y cerrar aquello definitivamente.
—¡Está bien! —se conforma—. Nos vamos llamando.
—Andaré liada, así que mejor te llamo yo.
Beso a los tres y me monto en el taxi que me está esperando. Carla y Julia
me lanzan un beso y yo les correspondo con otro mientras el taxista arranca.
—¿Dónde vamos, señora?
—Al aeropuerto, a la terminal 1, vuelos internacionales.
—Vamos para allá.
—¿Puede usted bajar la radio? —le pido mientras suena mi móvil—. Tengo
que hablar por teléfono.
—Claro, señora.
—¡Mamá!, dime.
—Hija, ya estoy en el aeropuerto esperándote.
—Yo estoy saliendo de casa. Estoy ahí en veinte minutos.
—¿Se ha creído Óscar que te ibas a Valencia?
—Sí. No sospecha que vamos a Nueva York.