Page 76 - Lo Inevitable del Amor
P. 76

muchas ganas de hacer pis.
        El caso es que cojo el vibrador, una crema y una peli porno. La pongo en el
      DVD y vuelvo a la cama, ahora ya completamente desnuda. Apoyo la espalda
      en el cabecero, sentada con las piernas abiertas. En la película una chica muy
      guapa está en la cama con un negro y con un blanco. El negro tiene un cuerpazo
      y el blanco es bastante macarra. Lo curioso es que el blanco la tiene más grande
      que el negro, que ya la tiene enorme de por sí. La película es muy cutre, debe de
      ser  de  las  primeras  que  compramos,  pero  da  igual.  Ella  está  satisfaciendo  al
      negro  con  la  boca  mientras  el  blanco  hace  lo  propio  con  ella  desde  atrás.  Mi
      mano no para de moverse y, a medida que mi placer aumenta, me va excitando
      más la película. Ya todo me excita y no hay vuelta atrás, ya no me desconcentro.
      Lo he logrado.
        Cojo la crema del sex shop. Es una que da calor y además lubrica muy bien,
      aunque eso ya no es necesario. Todo lo hago con la mano izquierda y, al verme
      tan torpe, en algún momento me desconcentro. Pero poco, la verdad. Unto los
      dedos  y  al  rozarme  y  sentir  el  calor  me  contraigo  de  placer.  Abandono  mi
      espalda del cabecero y me tumbo en la cama. Primero boca arriba y luego boca
      abajo y luego de lado y luego boca arriba. Busco la mejor posición para tocarme
      por fuera mientras el vibrador me toca por dentro. Para estas cosas es mejor
      tener las dos manos operativas. Hay un momento que me encuentro, el sitio, la
      intensidad, la postura, y ahí sigo de forma constante comprobando cómo voy a
      más  y  a  más  hasta  que  ya  sé  que  no  hay  vuelta  atrás.  Intento  aguantar  lo
      máximo posible, pero no lo logro durante mucho rato. Da igual. Me abandono y
      grito fuerte mientras termino.
        En la película la chica sigue con el negro y el blanco a lo suyo en mi pantalla
      de  plasma,  pero  ahora  la  escena,  una  vez  satisfecha,  es  bastante  ridícula,  los
      gemidos son de risa, el negro ya no me parece que tenga tan buen cuerpo y el
      blanco es aún más macarra de lo que me parecía al principio. Bajo el volumen
      mientras voy recuperando el aliento tumbada en la cama. Me siento mejor, la
      verdad.  Me  gusta  haberme  provocado  placer.  Porque  me  lo  he  provocado
      literalmente. No me apetecía al principio y mira cómo he acabado. Eso me ha
      gustado. No quiero estar triste y hay que hacer lo posible por dejar de estarlo.
      Todavía desnuda en la cama oigo el móvil. Es mi madre. Dudo un momento si
      cogerlo o no. Pero al final es sí.
        —¡Hija! ¿Cómo estás?
        —Mejor, algo mejor.
        —Tengo malas noticias, cariño.
        Mi madre hace mucho tiempo que no me llama cariño y me sorprende. Lo
      hacía cuando era pequeña.
        —¿Qué pasa, mamá?
        —Tengo que contarte algo. ¿Quieres que vaya a tu casa o prefieres venir para
   71   72   73   74   75   76   77   78   79   80   81