Page 77 - Lo Inevitable del Amor
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acá?
        —¡Venga, no me asustes! ¿De qué se trata?
        —He ido a recoger los resultados de las pruebas que me hice…

      Hay  situaciones  absurdas,  crueles.  Escucho  a  mi  madre  llorar  mientras  estoy
      desnuda en la cama con un vibrador al lado y una película porno sin sonido.
        Mi madre me dice que me espera en su casa y yo le digo que salgo para allá
      en cuanto me vista.
        No puedo parar de llorar durante todo el trayecto desde mi casa hasta la de
      mi  madre.  A  pesar  de  la  escayola,  he  cogido  el  coche,  que  es  automático,  y,
      aunque sé que está prohibido conducir así, puedo hacerlo perfectamente. Hay un
      señor que se me queda mirando en un semáforo porque, a pesar de las gafas de
      sol,  no  puedo  disimular  tanto  sollozo.  Además,  en  el  aleatorio  del  iPod,  qué
      casualidad, suena Bruce Springsteen, que es el cantante preferido de mi madre. A
      mí siempre me ha parecido un poco pesado, pero ella tiene todos sus discos y
      cada vez que viene a España va a verlo a algún concierto. Una vez la acompañé
      a uno que dio en Valladolid y nunca recuerdo haberla visto disfrutar tanto.
        Ha sonado una de sus canciones lentas, no me sé el título, y al terminar la he
      vuelto a poner, una y otra vez. Y no puedo parar de llorar. Me duelen los ojos de
      hacerlo y siento una pena horrible. Es muy egoísta sufrir más por mí que por
      ella. Pero sufro porque la quiero. Pienso, mientras suena Bruce Springsteen de
      fondo, que debería existir una tecla que al pulsarla pudiéramos dejar de querer y
      así en ese instante dejáramos de sufrir. Porque si no se quiere no se sufre. Pero
      no. No se puede dejar de querer cuando se nos antoje. El amor es inevitable.
      Mi  madre  me  recibe  en  la  puerta.  Nos  damos  un  beso  y  un  abrazo  que
      interrumpimos pronto porque si no va a ser imposible dejar de llorar. Me refiero
      a mí, porque ella está muy entera.
        —He hecho café, ¿quieres?
        —Espera, ya lo pongo yo. Tú siéntate.
        —María, el cáncer es en la garganta. Puedo andar. ¿Solo o con leche?
        Mi madre me cuenta su enfermedad y lo que le han dicho los médicos. Tarda
      en explicarme los pormenores, aunque, resumiendo, lo único importante es que
      no puede operarse y la única posibilidad que existe es someterse a un tratamiento
      muy agresivo de quimioterapia. Tanto que es posible que si no es el cáncer sea la
      quimio lo que acabe con ella. Está dudando si hacerlo o no.
        —Tienes que hacerlo. Seguro que te curas.
        Mi madre sonríe sin contestar mientras se sirve otro café. Me siento un poco
      ridícula intentando animarla.
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