Page 82 - Lo Inevitable del Amor
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Duda, pero finalmente lo hace.
—Fue muy incómodo desde que llegasteis. Al principio, creí que Óscar
estaba siendo muy amable, pero poco a poco me di cuenta de que sus intenciones
eran otras. Por eso yo intentaba estar todo el rato pegada a ti.
—¡Claro, claro! —le digo, comprendiéndola.
—No sé cómo no te dabas cuenta.
No le contesto porque yo tampoco tengo respuesta a eso.
—El sábado —continúa—, cuando te acostaste y él se quedó, me acosó en la
terraza, me propuso ir a una habitación y… llegó a tocarme… hasta que me zafé
de él… En fin, fue tan incómodo…
—Lo entiendo.
—María, yo jamás te lo hubiera contado. Lo hago porque me lo has
preguntado.
—No te preocupes. ¿Mi padre sabe esto?
—No.
—Mejor así.
El mundo ha cambiado en los últimos cuatro o cinco años tanto que cada uno de
nosotros ya no somos como éramos. La crisis nos ha golpeado y, como los
boxeadores aturdidos después del golpe, danzamos por el ring intentando no caer
y sin saber muy bien qué pasa. Yo no sé qué ha pasado. Muy poca gente lo sabe
y en ese selecto grupo no están los políticos ni los economistas de andar por casa
que nos explican causas y soluciones cada mañana, tarde y noche en la televisión
y la radio. En la palabra « crisis» hemos intentado resumir todo lo que nos está
pasando, pero lo que nos ocurre es demasiado para que quepa en una sola
palabra, en un solo concepto. « Crisis» es « cambio» , según el diccionario, pero
esta crisis es también miedo. Sobre todo miedo.
Puente no va bien. Está a punto de esfumarse el sueño que una vez tuve y
logré y ahora sé que debo ir hacia otro sitio. Ojalá pudiera sentir que la crisis es
cambio, porque ahora lo único que noto es miedo.
El director del banco ya me dijo por teléfono que era una grata sorpresa
recibirme. Al principio, cuando le llamé, no sabía quién era yo, porque desde que
abrí las cuentas hace años no he vuelto a pisar la sucursal. De todo lo relacionado
con los bancos se ocupaba Óscar, así que es normal que no me conociera.
El director se llama Severiano Esquinas y me trata con una amabilidad un
poco exagerada. Le expliqué por teléfono que nuestra cita tenía que ser muy
discreta y que ni siquiera mi marido debía saber que iba a ir a verle. Severiano
parece un hombre discreto y no hace demasiadas preguntas. Mejor. Quiero que