Page 173 - Abrázame Fuerte
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abrazo. A veces son duros los unos con los otros, pero está claro que se quieren.
Lo que no saben es que Bea no llora sólo porque recuerda su pasado más triste,
sino porque su presente tampoco es muy halagüeño.
En la habitación de Marcos
Estela está sentada en la cama de Marcos y, mientras éste ensaya unos acordes
con la guitarra, ella no para de escribir en su libreta. Si alguien los viera, pensaría
que llevan años ensayando juntos. Ni siquiera tienen nombre como grupo, pero
buscan una sintonía a través del concurso de la tele.
—No sé si daremos la talla —duda el chico.
—¿Perdona? Nada de inseguridades, Marcos, ¡vamos a por todas!
—Es que llevamos aquí todo el día y ¡no me sale nada! Estoy superagobiado.
¿Te importa si salgo un momento a tomar el aire con Atreyu? —pregunta,
dejando la guitarra en la cama.
Estela capta perfectamente que quiere ir solo y, sin tratar de impedírselo,
deja que se vaya.
—¡No tardes!
—Tranquila; serán diez minutos como mucho —contesta él, cerrando la
puerta.
De repente, Estela se encuentra sola en la habitación. Todo el mundo sabe
que, cuando dejas a alguien solo en el espacio de otra persona que le gusta, lo
primero que va a hacer es curiosearlo todo. Y, en efecto, Estela no puede evitar
cotillear en la librería, abrir cajones, buscar fotos, archivos… ¡Lo que sea! La
cuestión es encontrar algo que le demuestre que Marcos está por ella. Y, de
repente, lo encuentra: una libreta roja de terciopelo cerrada con una goma del
mismo color, con el nombre de Marcos marcado en una esquina. No es la
primera vez que la chica ve esa libreta. Marcos la lleva siempre encima, y
escribe cosas en el momento más inesperado, y Estela sabe que él guarda allí sus
más valiosos secretos, sus reflexiones más profundas y sus pensamientos más
oscuros. Cuenta hasta tres y la coge. « Sólo una página» , se dice. Sabe que eso no
está bien pero, aun así, la abre de golpe de manera aleatoria y lee lo que aparece
en la página que la fortuna ha escogido por ella:
La niña del pijama
yo no sé si es buena o es mala.
Parece la guardiana de los sueños
que mientras duermo me acompañan;
será porque me protege desde la ventana.
Silvia, mi amiga y mi guardiana.