Page 122 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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— Mi  rey  me  ha  enviado  ante  ti.  El  señor  de  Aratta,  Ensuh-
    keshdanna, me  ha  enviado  ante  ti. Mi  rey  ha  declarado  esto: «Que
    se  me  someta.  Que  el  rey  de  Uruk  lleve  el  yugo.  Cuando  se  me
    haya sometido, realmente  sometido, entonces  él  puede  vivir con la
    diosa  Inanna  en  el  Egar,  pero  yo  viviré  con  Inanna  en  el  Ezagin
    de Aratta...»
       El  mensajero  repitió  una  a  una  todas  las  palabras  que  su  rey  le
    había  dicho, sin  omitir  el  más  mínimo  detalle.
       Ante  aquel  mensaje, el  señor  de  Uruk  reaccionó.
       — Yo  no  puedo  someterme  a Aratta, pues  el  señor  de  Uruk  es
    su  timón,  él  es  su  cepo  de  ancla  que  se  afianza  sobre  ellos,  tiene
    ascendencia  sobre  el  lugar  de  sus  cimientos.  El  señor  de  Uruk  es
    su  halcón,  que  vuela  en  el  cielo,  él  es  su  trampa. Además  la  obra
    de  ladrillo  del  templo  de Aratta  es  subsidiaria  de  Uruk.
       —Ensuhkeshdanna — continuó  diciéndole  al mensajero—  pue­
    de  vivir  con  Inanna  en  el  Ezagin  de Aratta, pero  a  mí  la  diosa  me
    dejará vivir  con  ella  cuando  desde  el  cielo  baje  a  la  tierra. El  pue­
    de  estar  con  ella  en  dulce  sueño  en  la  cama  adornada,  pero  yo
    estaré en la cama espléndida de Inanna, que está llena de puras plan­
    tas. En la parte  trasera  de  la  cama, en  el friso  que la decora hay  un
    león  ug y en el  cabecero un león pirig. El león  ug caza al león pirig,
    el león pirig  caza,  al  león  ug. El  león  ug  está  cazando  al  león pirig,
    el león pirig  está  cazando  al  león  ug.
       Después  de  describirle  el friso  ornamental, el rey  de  Uruk hizo
    una  clara  alusión  al  matrimonio  sagrado  tenido  con  la  diosa.
       — Dile a tu rey que el día no amanecía y que la noche no acaba-
    ba de pasar.Yo mismo acompañé a Inanna durante  15  horas dobles.
    Utu,  el  sol,  no  mirará  en  mi  sagrado  mush,  cuando  Inanna  entre
     en mi  sagrado gipar.
       —Enlil, la auténtica corona, el cetro de los dioses, Ninurta, el hijo
    de  Enlil,  me  tuvo  en  su  regazo  como  el  pozo  tiene  al  pellejo  de
    agua. Aruru, la hermana de Enlil, me ofreció su pecho derecho, tam­
    bién me ofreció el izquierdo. Cuando hube subido al templo, la sacer­
    dotisa  nu-gig gritó  como  un joven  pájaro Anzu; cuando  hube  subi­
     do allí, aunque ella no es un pato joven, ella graznó como uno joven.


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