Page 248 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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todos ellos, Anu, era su rey; Enlil, el valiente, su soberano; Ninur-
ta, su prefecto; y Ennugi, su contramaestre.
Puestos de acuerdo, los grandes dioses habían cogido el cubile
te en sus manos, habían echado suertes y repartido sus lotes: Anu
había subido al cielo; Enlil había tomado la tierra como su seño
río, y el cerrojo, que hace de barricada al mar, había sido entrega
do a Enki, el príncipe.
Después de que Anu hubo subido al cielo, y Enki descendiera
al Apsu, fue entonces cuando los Anunnaki de los cielos impusie
ron a los Igigi su trabajo obligatorio. Estos dioses excavaron los
cursos de agua, abrieron los canales que vivifican la tierra. Los Igi
gi excavaron los cursos de agua, abrieron los canales que vivifican
la tierra. De aquella manera excavaron ellos el curso del Tigris y
después el del Eufrates.
Laguna de seis líneas, en las cuales se recogerían los pesados trabajos
realizados por los Igigi,
Durante 100 anos ellos trabajaron, durante 500 años continua
ron trabajando. El trabajo les retuvo otros 900 años. ¡Llegaron a tra
bajar durante 1.000 años! Cuando hubieron amontonado todas las
montañas, hicieron el descuento de sus años de fatigas. Cuando
hubieron organizado el gran maqal meridional hicieron el des
cuento de sus anos de fatigas. 2.500 años, o incluso más años,
habían soportado los Igigi, día y noche, esta pesada carga de tra
bajo.
Entonces se pusieron a despotricar y a recriminar, quejándose
de sus trabajos de excavación.
— ¡Vayamos a encontrar al prefecto — se dijeron— , a nuestro
jefe, a fin de que aparte de encima de nosotros el pesadísimo tra
bajo! ¡Venid! Vayamos a sacar de su casa al valiente soberano de los
dioses.
En esta corta laguna, de unas seis líneas, debía continuar la arenga de
los Igigi.
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