Page 246 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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sus espaldas y huyeron para salvar sus vidas. Pero, rodeados por todos
lados, no podían escapar: los encerró y les rompió sus armas. Lan
zados a la red, quedaron atrapados. Encerrados y llenos de lamen
tos sufrieron su castigo, prisioneros en la cárcel.
Y respecto a las 11 criaturas, rodeadas de fuerza terrorífica, ban
da de demonios, que todos la habían acompañado, les puso lazos
en la nariz y les encadenó los brazos. Y, a pesar de su fiereza, los
pisoteó bajo sus pies. A Kingu, el que había sido exaltado entre ellos,
lo abatió e hizo de él un dios muerto. Le quitó la Tablilla de los
Destinos, que no le pertenecía, y habiéndola sellado con un sello,
la fijó a su pecho.
Después de haber inmovilizado y aterrado a aquellos malvados,
y que hubo abatido a sus adversarios soberbios, y asegurado la vic
toria de Anshar sobre sus enemigos y que Marduk, el héroe, hubo
realizado el deseo de Nudimmud, y que hubo reforzado debida
mente su prisión sobre los dioses cautivos, se volvió hacia Tiamat,
a la cual había abatido.
El Señor puso sus pies sobre la parte inferior de Tiamat y con
su despiadada maza aplastó su cráneo. A continuación cortó los con
ductos de su sangre e hizo que fueran llevados a lugares secretos
por el Viento del Norte. Al ver esto, sus padres se alegraron gozo
sos y ellos mismos le llevaron regalos y presentes. Con la cabeza
reposada, el Señor contemplaba el cadáver de Tiamat. Dividió lue
go la carne monstruosa para fabricar maravillas, la partió en dos par
tes, como si fuera pescado destinado al secadero y dispuso de una ;;
mitad, que la abovedó a manera de cielo. Echó el cerrojo y puso a
unos guardianes, mandándoles que no permitieran salir sus aguas.
Atravesó después el cielo e inspeccionó sus lugares. Para hacer una
réplica del Apsu, la morada de Nudimmud, el Señor midió las
dimensiones de aquel lugar. Edificó, semejante a él, el gran templo
del Esharra, la «Casa de la totalidad». ¡El gran templo del Esharra,
que edificó así, es como el cielo! A la gran tríada cósmica, esto es,
a Anu, Enlil y Ea, les hizo ocupar sus lugares en aquel santuario uni
versal, edificado en el cielo.
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