Page 245 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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Sobre él, Tiamat, obstinada, le lanzó un conjuro y con sus labios
aquel ser salvaje le profirió mentiras:
— ¡Marduk, te pavoneas de ser el Señor, pero los dioses se levan
tarán contra ti! ¿Es que se han reunido para su provecho o para el
tuyo?
Entonces el Señor, que había suscitado el diluvio, su arma pode
rosa, dirigió estas palabras a Tiamat, que estaba enfurecida:
— ¿Por qué presentas externamente buen aire, mientras que tu
corazón medita desencadenar el combate? Por tu falta tus hijos han
huido y ultrajado a sus padres, y tú, que los has engendrado, ¡recha
zas toda piedad! Tú has nombrado a Kingu para ser tu esposo y lo
has instalado indebidamente sobre el trono supremo. Contra Anshar,
el rey de los dioses, tú maquinas el mal y contra los dioses, mis
padres, has confirmado tu perversidad. ¡Que se equipe tu ejército,
que ciñan sus armas, y acude a mi encuentro para que los dos cho
quemos en combate!
Al oír Tiamat estas palabras se puso fuera de sí y perdió su razón.
Lanzó un grito en el paroxismo de su furor; de abajo arriba, por
todos lados, sus extremidades se agitaron, murmuró entonces sus
encantamientos y no cesó de lanzar sus conjuros. Mientras tanto,
sus dioses, preparados para la batalla, afilaban sus armas; y habién
dose acercado Tiamat y Marduk, el más sabio de los dioses, se lan
zaron al combate y se enzarzaron en un cuerpo a cuerpo.
Pero el Señor, desplegando su red, la envolvió con ella, luego sol
tó el viento malvado que le seguía detrás. Y, cuando Tiamat abrió
su boca para engullirlo, él hizo penetrar en ella aquel viento para
impedirle así cerrar sus labios. Entonces todos los Vientos furiosa
mente llenaron su vientre y su cuerpo quedó hinchado y su boca
desmesuradamente abierta. Marduk disparó su flecha y le atravesó
su vientre; cortó su cuerpo por la mitad y le abrió el vientre. Así
triunfó de ella, acabando con su vida. Después echó abajo su cadá
ver y se puso de pie sobre él.
Cuando el capitán hubo matado a Tiamat, su ejército se dislo
có y su estado mayor se dispersó; y los dioses, sus auxiliares, que
caminaban a su lado, temerosos y temblando de terror, volvieron