Page 242 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
P. 242
le muerte con la flecha de su arco, devastando a continuación sal
vajemente toda la montaña.
Con un grito, el campeón hizo encender una señal de fuego.
Aquella señal fue percibida incluso en el Infierno. Los habitantes del
Apsu, el habitáculo de Ea, los del mar, fueron conocedores, asimis
mo, de la proeza llevada a cabo por Ninurta.
Ante el campeón, ya instalado en su empíreo, acudieron multi
tud de dioses, agitándose como si fueran olas. A los dioses de lo
alto les había llevado la alegría. A los dioses de abajo los realzó. A
la vista del cadáver de Anzu, los dioses recobraron su tranquilidad
y su alegría. Especialmente, el Ekur recobró el esplendor de sus pasa
dos días, al volver a disponer su recinto de los todopoderosos me.
Ninurta fue obsequiado con multitud de capillas se acuerdo con las
promesas que había recibido. Sin embargo, lo que mayor satisfacción le
dio fue el cumplimento que recibió de Enlil a través del dios Adad.
— Ninurta — comenzó diciendo Adad— , mi Señor me ha envia
do ante ti. Enlil, tu padre, me ha encargado que te diga esto: «Los
dioses se han enterado de tu valerosa acción, de tu victoria en ple
na montaña sobre Anzu. Gracias a tu hecho, impagable, han recupe
rado su alegría y regocijo. Te dan las gracias por ello y cuando se
hallen en tu presencia siempre, de ahora en adelante, besarán tus pies.»
LA V ICTO R IA DE M A R D U K SO BR E TIAMAT
El mito babilónico de la exaltación de Marduk, tras ocuparse de la crea
ción de los dioses y del mundo, así como del nacimiento de tan impor
tante dios, centra su interés narrativo en la victoria de Marduk sobre Tia-
mat y en la fitndaáón del templo Esharra a partir de sus despojos. Este
relato constituye la totalidad de la cuarta tablilla del Poema babilónico de
la Creación (Enuma elish). Esta tablilla fue copiada por el escriba Nabu-
belshu, quien, después de transcribirla, la depositó en el templo Ezida.
Prepararon para Marduk un trono principesco sobre el que, en
presencia de sus padres, se sentó para ejercer la soberanía.
- 248 -