Page 252 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
P. 252
— En presencia de todos los Anunnaki, aquí reunidos en asam
blea, y de Beleti-ili, la procreadora, haz comparecer a uno de esos
dioses y que se le suprima.
Anu se dirigió a Nusku y le manifestó:
— Nusku, desatranca tu puerta. Coge tus armas y vete de nue
vo a la reunión que tienen los grandes dioses. Tras inclinarte res
petuosamente ponte de pie y diles otra vez: «Es Anu, vuestro padre,
quien me envía, y vuestro soberano Enlil, el valiente, y vuestro
contramaestre Ennugi. ¿Quién es el cabecilla del combate, el jefe
de la batalla? ¿Qué dios ha comenzado la lucha, llegando hasta mi
casa el conflicto y alcanzando mi puerta el alboroto?»
Nusku, oídas estas órdenes, tomó sus armas y se marchó al lugar
de la reunión de los grandes dioses.
Llegado allí, después de inclinarse respetuosamente, repitió las
palabras que se le habían dicho.
Escuchadas las mismas por la Asamblea de los Anunnaki, el dios
Ea continuó hablando y dijo:
— Puesto que Beleti-ili, la procreadora, está aquí, será ella la qué
coloque en el mundo y produzca al hombre para asegurar el tra
bajo de los dioses.
Interpelando los demás dioses a la diosa, le pidieron a la coma
drona de los dioses, a Mammi la experta:
— ¿Tú serás la matriz que produzca los hombres? Pues bien,
crea el prototipo humano y que se haga cargo de nuestro yugo;
que lleve nuestro yugo impuesto por Enlil. Que el hombre asuma
la fatiga de los dioses.
Pero Nintu* como también era conocida Mammi, habiendo
abierto su boca, replicó a los grandes dioses:
— Esto yo no lo puedo hacer sola, pero con el concurso de Enki
— también llamado Ea— la operación será, sí, posible. El puede puri
ficarlo todo: que me entregue arcilla y yo trataré de hacerlo.
Enki abrió entonces su boca y se dirigió a los grandes dioses:
—En el primero, el séptimo y el decimoquinto día del mes decre
taré una purificación, un baño. Entonces se inmolará un dios antes de
que los dioses se purifiquen por inmersión. Con su carne y su sangre
- 258 -