Page 256 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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Ea-Enki  y  Mammi  se  dispusieron  a  la  tarea  de  la  reproducción
      de  los  hombres.
         Habiendo  reunido  unas  matrices, Ea  amasó  arcilla  ante  los  ojos
      de  Nintu, la  cual  repetía  el  conjuro  que  le  hacía  recitar Ea, senta­
      do ante ella. Cuando la diosa acabó su conjuro, desprendió  14 peda-
      zos  de  masa  arcillosa.  Colocó  siete  a  su  derecha  y  los  siete  restan­
      tes  a  su  izquierda.  En  medio  de  ellos  puso  el  ladrillo; luego  cortó
      los  cordones  umbilicales.
         De  las  14  matrices  reunidas  por  la  sabia  experta,  siete  crearon
      varones y las otras siete hembras. Ante la divina procreadora, la crea­
      dora  del  destino, se  les  apareó  y  se  les  completó  por parejas.
         Y    Mammi  dispuso  así  las  normas  del  parto  para  la  raza  huma­
      na:  «En  la  casa  donde  la  parturienta  se  halle  acostada,  el  ladrille)
      deberá  permanecer  en  su  lugar  siete  días.  Se  deberá  rendir  home­
      naje  a  la  Señora  de  los  dioses,  a  Mammi.  Por  su  parte,  la  coma­
      drona  deberá  estar  alegre  en  la  cámara  de  la  parturienta  acostada.
      Y   cuando  la  mujer  encinta  dé  a  luz, la joven  madre, permanecerá
      en  el  lecho.»

         Aquí finaliza  el  texto precedente,  tomado  de  varios fragmentos.


         Una  vez  reunidas  las  matrices,  Nintu  se  mantuvo  allí.  Contó
      los  meses  de  gestación  hasta  el momento  en  que  en la  Sala  de los
      destinos  se  anunció  la  llegada  del  décimo  mes.  Llegado  éste,  ella
      peló  la vara y  descubrió  el bajo  vientre.  ¡Su  rostro  brillaba  de  ale­
      gría!  Después  se  cubrió  la  cabeza  y  actuó  de  comadrona,  aten­
      diendo  al parto. A  continuación  se  ciñó  los  lomos, pronunció  una
      bendición, trazó  una línea con harina y puso  en su lugar un ladri­
      llo  diciendo:
         — Soy yo  quien ha producido  esto, lo he  hecho  con mis manos;
      Que  la  comadrona  se  alegre  en  la  casa  de  la  qadishtu  o  mujer  con­
      sagrada. Por todas partes en las  que  cualquier parturienta dé  a luz o
      que una joven madre tenga el parto por su propia iniciativa, el ladri­
      llo  deberá  estar  en  su  lugar  nueve  días,  durante  los  cuales  se  man­
      tendrá  en  honor  de  Nintu, la  matriz^ llamada  también Mammi.


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