Page 97 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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nunciado mi destino! ¡Él me ha dado como protector a Gilgamesh,
el hijo de Ninsun!
Con estas palabras, el rey llenó de alegría el corazón de los ciu
dadanos de Uruk y de los ciudadanos de Kullab. Su ciudad, como
un solo hombre, le siguió. La ciudad hizo honor a sus obligacio
nes militares.
Habiendo abandonado el templo de Ishkur, al cuarto día ofre
ció un sacrificio en la pequeña ciudad de Naksu, sobre el canal
Iturungal. Al quinto día ofreció un sacrificio en la capilla de Ilitap.
Detuvo el rey a Urninazu y a Nabi-Enlil, dos generales que Tiri-
qan había enviado como embajadores a Sumer, y les puso los cepos.
Una vez dejada la capilla de Ilitap, al sexto día ofreció un sacri
ficio en la ciudad de Ennigi. El rey acudió ante Ishkur y le diri
gió esta plegaria:
— ¡Oh Ishkur;!. Enlil me ha dado las armas, ¡sé mi sostén!
En el transcurso de aquella noche, Nanna, el dios luna, se ocul
tó. El rey de Uruk fue al templo de Utu, el dios sol, y le hizo este
ruego:
— ¡Oh Utu! Enlil me ha entregado Gutium, ¡sé mi sostén!
Tras aquellas peticiones de ayuda, el rey puso fuego al territo
rio hostil de Gutium. Contra él guió a sus tropas. Utukhegal, el
hombre fuerte, fue vencedor e hizo prisioneros a sus generales.
A la vista de aquella derrota, Tiriqan, el rey de Gutium, huyó a
pie, en solitario. En la ciudad donde se refugió, en Dubrum, encon
tró asilo. Pero la gente de Dubrum, enterada de que Utukhegal era
el rey a quien Enlil le había dado el poder, no dejó escapar a Tiri
qan.
El enviado de Utukhegal capturó en Dubrum a Tiriqan, a su
mujer y a sus hijos, les puso grilletes y los hizo comparecer ante
él.
Tiriqan se arrojó a los pies de Utukhegal, el rey. Y éste le puso
el pie sobre su nuca. Gutium, la serpiente, el escorpión de las mon
tañas, fue aniquilado en su totalidad. El rey Utukhegal restituyó la
realeza a Sumer.
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