Page 132 - El nuevo zar
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la vida pública en 1991, organizó una entrevista televisiva que lo mostraría
               mudándose a Moscú. «¿Hombre de quién es, usted?», fue la primera pregunta
               insensible del entrevistador a Putin, mientras este esperaba para abordar un
               avión en una sala del aeropuerto de Púlkovo. Al fin y al cabo, nadie alcanzaba

               una posición de poder en Rusia sin un patrón, y los patronos en la «familia»
               de  Yeltsin,  como  en  todas  las  familias  infelices,  estaban  prácticamente  en

               guerra unos contra otros. Putin, en un traje azul chillón que no le quedaba
               bien, objetó. Era hijo de su padre y de su madre, contestó demasiado serio, y
               hombre  de  nadie.  Insistió  en  que  ni  siquiera  pertenecía  al  «clan  de  San
               Petersburgo» que estaba dándole a su carrera política un segundo acto. «Me

               cuesta imaginar que exista incluso algún tipo de grupo o facción —dijo—. No
               me interesa preocuparme por eso. Me trajeron para trabajar.»[25]






               Liudmila no quería mudarse. Sentía que finalmente tenían una vida familiar
               propia  en  San  Petersburgo,  fuera  de  la  órbita  empalagosa  de  los  padres  de

               Putin. No tenía opción, de todos modos. «El caso es que el trabajo siempre
               parecía  estar  en  primer  lugar  para  Vladímir  Vladímirovich  —le  dijo  a  un
               biógrafo  con  fría  formalidad—,  y  la  familia,  en  el  segundo.»[26]  Incluso

               Putin se sentía renuente a abandonar la familiaridad de su ciudad de origen,
               pero intuía que su empleo con Borodín «era el mejor camino para salir de esa
               situación».[27]  El  departamento  de  Borodín,  con  el  poder  para  dispensar

               favores,  arregló  que  los  Putin  se  mudaran  a  una  dacha  estatal  en
               Arjángelskoye, un suburbio arbolado al oeste de Moscú. La casa era antigua,
               pero tenía dos plantas con seis habitaciones, más que suficiente para las dos

               niñas. Liudmila pronto se enamoró de la capital y su bullicio, la «sensación de
               que la vida va a toda marcha».[28] Para septiembre de 1996, Putin se había
               mudado a la vasta administración presidencial, acomodado en una oficina de

               un edificio prerrevolucionario en Stáraya Plóshchad, «Antigua Plaza», cerca
               del  Kremlin.  Con  él,  llegaron  dos  de  sus  más  cercanos  asistentes  de  San
               Petersburgo: Serguéi Chemezov, que había trabajado con él en Dresde, e Ígor

               Sechin,  que  había  formado  con  él  parte  del  personal  de  Sobchak  desde  el
               principio.

                    Borodín puso a su nuevo subalterno a cargo del departamento legal y las

               vastas tenencias del Kremlin en setenta y ocho países: embajadas, escuelas y
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