Page 134 - El nuevo zar
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Lébed «un Napoleoncito». Al día siguiente, Yeltsin despidió a Lébed, quien
               entonces  forjó  una  alianza  política  con  el  desplazado  jefe  de  Seguridad  de
               Yeltsin,  Aleksandr  Koryakov,  quien  a  su  vez  filtró  una  transcripción  de
               negociaciones  de  Chubáis  para  sofocar  una  investigación  sobre  los  dos

               asistentes  de  campaña  que  habían  sido  sorprendidos  con  la  caja  llena  de
               dinero.

                    Los enfrentamientos se sucedían mientras Yeltsin se sometía a una cirugía

               cardiovascular en noviembre, y Putin se hallaba cada vez más sumergido en
               las maquinaciones bizantinas. No había siquiera terminado su inventario de
               las  propiedades  del  país  en  el  exterior,  mucho  menos  obrado  al  respecto,

               cuando fue trasladado a un nuevo empleo en marzo de 1997, tras solo siete
               meses en Moscú. Alekséi Kudrin fue ascendido a viceministro de finanzas y,
               por  recomendación  suya,  Putin  lo  reemplazó  como  jefe  del  Directorio

               Principal de Control. La designación también lo hacía vicejefe de personal en
               la administración presidencial, con una magnífica oficina nueva en Stáraya

               Plóshshad.[32]  Una  semana  después  de  asumir  el  cargo,  un  nuevo  decreto
               presidencial  amplió  la  autoridad  del  directorio  para  investigar  gastos
               indebidos del Gobierno en todo el país, en un tiempo en que los gobernadores,
               las  empresas  estatales  y  los  monopolios  aprovechaban  el  caos  político  y

               económico para drenar el dinero de las arcas de la nación.

                    La  labor  de  Putin  fue  restablecer  el  orden,  poner  fin  a  los  planes  más
               descontrolados que estaban frenando el Gobierno y la economía. El trabajo lo

               expuso  a  la  corrupción  que  carcomía  al  país,  pero  también  a  los  riesgos
               políticos  de  exponer  a  aquellos  en  el  poder.  Putin  aprendió  pronto  que  el

               servicio en el Kremlin requería delicadeza y discreción para interpretar hasta
               dónde  llevar  sus  investigaciones.  Al  cabo  de  unos  pocos  días  de  haberse
               hecho  cargo  del  directorio,  Putin  absolvió  de  complicidad  públicamente  a
               Yeltsin y a un exministro de Defensa, el general Pável Grachov, respecto de

               un escándalo en el que el comando militar en el Cáucaso había transferido
               entre 1993 y 1996, por el valor de 1.000 millones de dólares, tanques y otros

               armamentos a Armenia para ayudarla en su guerra contra Azerbaiyán, pese a
               una ley rusa contraria a la venta de armas a cualquiera de los bandos. Para
               suavizar el escándalo, Putin concedió entrevistas al periódico Komersant y la
               emisora de radio Ejo Moskvi. Confirmó que las transferencias habían tenido

               lugar y que las investigaciones habían hallado a los responsables, aunque se
               negó a nombrarlos con evasivas.
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